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Desde mi otero

La iniciativa privada puede ser la última esperanza para salvar el verano

La vacunación frente al COVID-19 es el tema de actualidad por motivos obvios, ejerciendo casi una dictadura especialmente visible en la esfera informativa, produce dos efectos -u objetivos del manual de estrategia del marketing totalitario-; de un lado pasan por delante nuestra “sin ser vistos", temas que en otra situación sin duda serían merecedores de análisis, valoración, debate e incluso movilización popular (recuerden aquello de que los árboles no nos dejan ver el bosque). Pero de otro y de forma más sibilina, se produce un alejamiento de los hechos que fueron concausa de la situación desastrosa actual, y que el o los responsables persiguen su interesado olvido por la ciudadanía.
A finales de diciembre pasado, el presidente Pedro Sánchez escenificó personalmente la presentación de la primera llegada de vacunas a España -incluso pegando los logos del Gobierno de España de forma impostada-, cuando en realidad toda la gestión del tema, para bien o para mal, fue obra de la Comisión Europea; y por ello espero que ante las disfunciones o claros errores-en Europa, sí se dimite por estas cosas-, cuando la situación esté encauzada, se produzcan dimisiones o ceses en los responsables.

Por lo tanto el presidente Sánchez -y su gobierno- tuvo y tiene poca responsabilidad de lo ocurrido hasta ahora en el tema de la logística de las vacunas, pero sí cabe demandarle que al igual que han hecho otros dirigentes de países de la U.E. -ante el dislate de la gestión del tema por la Comisión Europea-, buscar alternativas y/o ser más exigente y critico con ésta, para mejorar la situación del tema en España, del que tampoco puede alardear nuestro gobierno.

España con un 19% de población con una dosis-de vacunas que requieren dos-, o un 7% de la población con la pauta completa, está hundida entre los países de la U.E., e incluso se halla por detrás de países como Marruecos o Turquía. Ante estos datos el gobierno ha debido de nuevo modificar su previsión, y desde el “antes del..” ha pasado a “al final del ..”-pasando por “durante el ..”-, señalando la fecha de logro de la inmunidad comunitaria, como objetivo económico y social para salvar el verano. Ya se reconoce que no llegaremos -vamos todos en el barco-, por lo que ahora el objetivo será salvar la próxima Navidad! Teman lo peor.

Enfrentarse al tema de las vacunas frente al COVID-19, sin comprender que es una cuestión empresarial, o sea, que las empresas farmacéuticas buscan hacer su objeto de negocio -lícito, pero negocio-, es ir hacia el fracaso, y aquellos responsables públicos que lo aborden sin darle esa consideración pagarán caro su error, aunque realmente lo pagarán sus ciudadanos en un mayor coste económico y de vidas. Sirvan dos datos para ilustrar esta reflexión, en 2020 las acciones de Moderna se revalorizaron un 460%, y las de BioNtech-socio tecnológico de Pfizer- un 150%; las recientes incidencias ocurridas con Astra Zeneca y Janssen, han supuesto un aumento del 4 al 7% ( con picos del 10%) del valor de las acciones de Moderna, Pharma Mar y Novavax (es inminente la aprobación de su vacuna antigénica, que tiene una eficacia del 90% y será elaborada para Europa por la empresa gallega Zendal), ¡y todo ello en el plazo de una semana!
Personalmente siempre he estado en contra de estas paralizaciones -desconfío de sus reales motivos ante los presupuestos que se manejan, y siempre merodea una cuestión “¿a quién beneficia?-; además estoy convencido de que en el plazo de menos de 10 días volverán a ser distribuídas, y aunque el retraso se pueda recuperar -aún estar por ver-, no lo serán los contagios y hospitalizados causados por ello, y menos las muertes derivadas de aquellos, que sin duda hubiera logrado una mayor extensión de la vacunación.

Así se han manifestado públicamente también más de 80 sociedades científicas, que rechazan el que criterios de cálculo político o económico por parte de gestores pusilánimes y timoratos -no aptos para la toma de decisiones-, prevalezcan sobre los criterios científicos.

Melilla no solo comparte este ritmo cansino de vacunación, sino que de nuevo ocupa el furgón de cola a nivel estatal, y aunque se podría aducir que en la logística de las vacunas no intervienen nuestros cargos políticos -lo que es cierto y celebro-, hay que destacar que sí depende de ellos el que más de 3.000 dosis estén almacenadas -o sea, no administradas-, lo que está en el orígen de la denuncia pública de los colegios profesionales sanitarios locales, de que aún haya profesionales sanitarios sin vacunar. Y en el ámbito docente, la vacunación -afectada sobremanera por lo de Astra Zeneca- sigue su rítmico goteo, y asoma entre otras, la discriminación de no vacunar al personal no docente de los centros, contraviniendo la estrategia nacional al respecto; ello debería de mover a la inmediata intervención del director provincial del MEC y en última instancia de la Delegada del Gobierno -al fin y al cabo son sus empleados públicos-, ya que no se puede cuestionar su nivel de riesgo epidemiológico.

Personalmente estoy por la vacunación mas rápida y generalizada posible, que el lema “cuánto antes!” resume claramente, por lo que lo anterior serían cuestiones menores de existir -o preverse a corto plazo-una masiva vacunación; pero la realidad es otra, y la opinión pública demanda explicaciones de porqué Ceuta iba a recibir 10 veces más vacunas de Janssen en la primera entrega -y ya llueve sobre mojado en esta discriminación-, o estamos a la cola de población vacunada en España (a 13 de abril, 12,8% con una dosis y 4,6% con dos, en ambos casos muy lejos de las medias nacionales). Y aquí nuestros responsables políticos, todos y todas, tienen una labor que hacer: demandar al gobierno una llegada masiva y urgente de vacunas. La situación epidémica de Melilla lo justifica, y además es imprescindible para su control.

Para acabar una buena noticia -al menos para los interesados-, se trata de que en España no hay por ahora ningún “caso Anschober” (se trata del caso del ministro austríaco de sanidad, que dimitió por el estrés sufrido por la gestión de la pandemia); la grandeza del acto es que el dimitido dijo que la situación de la crisis exigía estar al máximo de las capacidades, y él reconoció no estar en el mejor estado de salud para gestionarla. En Melilla tampoco se preve ningún “caso Anschober".

N.A.- En enero pasado pedí desde este espacio de opinión, que caso de llegarse a abril con un ritmo de vacunación que hiciera imposible salvar el verano, se debía de dar cancha a la iniciativa privada “.. y no solo me refiero a la colaboración en la administración de la vacuna" decía por entonces. El momento ha llegado, y a pesar de la limitada disponibilidad actual de vacunas, en mayo esto cambiará y habrá suficiente oferta en el mercado para atender esa demanda. Desde mi desconocimiento del tema, me atrevo a decir que puede tener encaje legal, tanto desde la normativa laboral como desde los principios de una gestión empresarial eficiente. Puede que sea la ultima oportunidad de, esta vez sí, ¡salvar el verano!
Díaz Ayuso, la presidenta de Madrid, puso el sábado este balón a rodar, y creo que no va a parar.

PIE DE FOTO:
La primera llegada de vacunas a España se hizo con los logos del Gobierno de España a pesar de que la gestión fue obra de la Comisión Europea

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