La ausencia de camas está provocando que las operaciones programadas sean reprogramadas con anestesia local para que los pacientes puedan irse a su casa tras la intervención. Así lo afirmó en declaraciones a este diario el presidente del Colegio de Médicos de Melilla, Jesús Delgado Aboy. Según expuso, sólo se está practicando «cirugía local» y los médicos han recibido directrices de operar «como sea», pese a la falta de camas. El presidente del Colegio de Médicos, Jesús Delgado Aboy, afirmó en declaraciones a MELILLA HOY que la escasez de camas está llevando a que las operaciones programadas sean reprogramadas con anestesia local para que los pacientes no tengan que pasar la noche ingresados en el Comarcal. Por este motivo, sólo se está practicando «cirugía local», según aseguró a este Diario.
El facultativo y portavoz de la entidad médica de Melilla aseveró que en el Comarcal «se está operando sin camas» y que las directivas que están recibiendo los doctores es «que se opere como sea», pese a la falta de recursos.
Situación prolongada
A colación de las declaraciones vertidas desde la Dirección Provincial del Ingesa para asegurar que la ausencia de camas responde a unos días de especial ocupación en el Comarcal, Delgado Aboy sentenció que, más bien, se trata de «meses de especial ocupación».
En este sentido, lamentó que tanto los pacientes como los propios médicos son los damnificados de esta situación que lleva prolongándose más tiempo del que justifican desde el área de Salud de Melilla.
La punta del iceberg
Delgado Aboy siempre ha manifestado su opinión de que los recursos sanitarios de Melilla se encuentran colapsados, en buena parte debido a la población marroquí que cruza la frontera para ser atendida en la ciudad.
«El otro día había 32 ingresados, hoy hay 57» personas del país vecino, expuso. Según comentó, de las ocho personas que ayer se encontraban en la lista de espera para ser operadas ante la ausencia de camas, siete procedían de Marruecos.
«De los 57 ingresados, 16 son parturientas», afirmó. Para Delgado Aboy, la realidad de las mujeres que cruzan la frontera para parir en Melilla supone sólo la punta del iceberg de un «efecto llamada que cada vez va a ir a más» y para el que no se dispone de recursos.