La exministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, se reafirmó en la decisión política que llevó al Gobierno a acoger en España al líder saharaui, Brahim Ghali, con clandestinidad, sin pasar controles fronterizos. Pese a acabar ante el juez, pese a que le costó ser apartada del Gobierno y a que provocó una crisis diplomática como jamás se recuerda con Marruecos y que acabó con la entrada masiva de más de 12.000 personas en Ceuta, la exministra dijo que “lo volvería a hacer”.
Tras el cierre judicial que la Audiencia Provincial de Zaragoza hizo el jueves del caso Ghali, la exministra de Exteriores ha quedado exonerada de cualquier responsabilidad por la acogida del líder del Frente Polisario el año pasado, cuando estaba enfermo de Covid-19 y fue trasladado desde Argelia hasta un hospital de La Rioja para ser tratado.
Aunque “el gesto humanitario”, en palabras de Laya, acabó ante la justicia, lo defiende porque “es el ADN de la sociedad española”.
Tras esta decisión de la justicia, en declaraciones a Onda Cero, argumentó que “siempre ha sido muy coherente y constante” en que la entrada de Ghali se hizo por razones “estrictamente humanitarias y de acuerdo con la legalidad vigente”. De modo que el carpetazo de la causa la ha dejado “muy alegre y satisfecha”, ya que la Audiencia Provincial de Zaragoza, en su primer pronunciamiento sobre este tema, “ha confirmado una versión contra el criterio del juez instructor”. “Me parece importante porque aclara y pone en su sitio las cuestiones de un caso que nunca debió ocurrir”.
