Una pérdida total de papeles que le hizo a Sánchez perder el debate porque evidenció una falta del talante y la altura que se le pide a un político que aspira a tomar las riendas del país. Una desmesura que se paga y que dejó clara la ausencia del equilibrio necesario y exigible para alcanzar la gobernabilidad de la nación. Eran muchos los melillenses que a las 22 horas del pasado lunes se encontraban frente a la pequeña pantalla de la primera cadena de TVE para ver en directo el primer y único careo entre los candidatos a la Presidencia del Gobierno para el próximo cuatrienio, de los partidos con mayor representación en el país como son el PP y el PSOE. Un debate seguido por más de 9,7 millones de telespectadores, convirtiéndose en el programa más visto del año.
De hecho, tanto las calles como los establecimientos hoteleros de la ciudad ofrecían un aspecto desolado. Y es que lógicamente, el interés despertado por escuchar las propuestas de gobernabilidad para los próximos cuatro años era lo suficientemente llamativo para atraer una gran expectación. Unas propuestas de futuro, por cierto, que quedaron eclipsadas por las contínuas y excesivas referencias al pasado utilizadas a lo largo de las dos horas de duración por ambos candidatos.
Un debate, además, demasiado bronco y tenso que ofreció a un Pedro Sánchez, ya muy agresivo llamando continuamente mentiroso en el primer tramo del careo a Mariano Rajoy. Y un Pedro Sánchez que recurrió de forma reiterativa a la descalificación hacia el presidente del Gobierno, al que acusó de ser corrupto y de impedir que las mujeres decidan libremente sobre su maternidad. Otro error que además no pudo argumentar ante la insistencia de Rajoy para que lo hiciera.
El socialista, tras el descanso de cinco minutos, ya se volvió directamente insultante y arremetió a un Rajoy que aguantaba los primeros golpes con una cierta tranquilidad, pero que no pudo seguir manteniendo su inicial postura cuando Sánchez le dijo que no era «decente» y que había amparado la corrupción en su partido, a lo que el popular contestó señalando que era una afirmación “ruin, mezquina y deleznable».
Una pérdida total de papeles que le hizo a Sánchez perder el debate, porque evidenció una gran falta del talante y la altura que se le pide a un político que aspira a tomar las riendas del país. Una desmesura que se paga y que dejó clara la ausencia del equilibrio necesario y exigible para alcanzar la gobernabilidad de la nación.
Aunque para gustos los colores, ya que en el día de ayer el candidato al Senado por el PP en Melilla, Juan José Imbroda señalaba que “la lógica, la decencia, la seriedad y el rigor ganan frente a los insultos de Pedro Sánchez”, mientras que la candidata al Congreso por el PSOE local, Sabrina Moh, opinaba que Sánchez fue el claro ganador del debate, y el candidato al Senado por Ciudadanos, Eduardo de Castro decía que “el debate de ayer fue bochornoso, patético, antiguo, carca”. Cerraba el ciclo de opiniones, Juan Carlos Martínez, candidato al Senado por Podemos, al señalar que ninguno de los dos estaba preparado para ser el futuro presidente de este país. Juzguen ustedes.