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“La cultura paliativa tiene un potencial humanizador impresionante para la sociedad, pero particularmente en el mundo de la existencia sanitaria”

Finalizan con éxito las VIII Jornadas de Cuidados Paliativos del Ingesa que contó en el día de ayer con ponentes de la talla de José Carlos Bermejo o de la popular actriz y presentadora Paz Padilla

La VIII edición de las ‘Jornadas de Cuidados Paliativos’ que ha organizado el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (INGESA) en Melilla en el salón de actos de la Facultad de Ciencias de la Salud han tocado este miércoles a su fin con una serie de conferencias en sesión de mañana y tarde que contó con la participación de ponentes de renombre, entre los que destacan el director del Centro de Humanización de los Camilos (Madrid), José Carlos Bermejo; Félix Igea, médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria en Pozoblanco (Córdoba); o de la célebre actriz y presentadora Paz Padilla, quien ofreció una charla junto con el doctor en medicina Enric Benito.

En declaraciones a la prensa, Bermejo ha puesto en valor que se hayan celebrado unas jornadas dedicadas a los cuidados paliativos en el ámbito universitario para “promover la cultura paliativa”, un “modo de pensar en la que lo importante no es solo curar a toda costa” sino también cuidar, sobre todo cuando la enfermedad “está avanzada”.


“La cultura paliativa tiene un potencial humanizador impresionante para la sociedad entera, pero particularmente en el mundo de la existencia sanitaria, y en nuestro país está habiendo un desarrollo insuficiente, pero progresivo desde los años 80’s, que está dando resultados muy buenos en la generación de equipos de planes y unidades de cuidados paliativos que son la respuesta más humana que el ser humano puede dar a las situaciones que se generar particularmente en el final de vida cuando las enfermedades ya no responden a las estrategias curativas”, explicó.


Durante su coloquio, Bermejó abordó las “claves humanizadoras” que la cultura paliativa y los cuidados paliativos tienen para la sociedad y para el resto de las especialidades médicas.
“En paliativos miramos sí o sí la multidimensionalidad de la persona, porque trabajamos en equipo y no podemos, de otra manera, porque nos interesa sí o sí la familia de quien está en sus últimos días, porque cuidamos las competencias blandas, lo racional, emocional, ético, espiritual, etc.”, argumenta, agregando que “acompañan el sufrimiento evitable y el inevitable”.


A preguntas de los periodistas, sostiene que en los últimos años se han publicado estudios que vinculan el “afrontamiento espiritual” con la salud y el sufrimiento, con lo cual, “no es una cuestión de opinión, sino también de resultados”. “Los resultados que se arrojan es que el ser humano religado a creencias y grupos y cuidado en su dimensión espiritual afronta de manera más saludable las adversidades de la vida. Tiene más posibilidades resilientes”, razona, asegurando que el afrontamiento espiritual y religioso es un “factor protector” que “da salud, acelera procesos de recuperación, da más sentido y promueve actitudes más resilientes”.

“Lo hemos pasado muy mal”
Bermejo asegura que lo han pasado “muy mal” durante el periodo de la pandemia del covid-19 y reconoce que se contagió de la enfermedad. “Las unidades de cuidados paliativos nuestra han vivido una situación de mucha normalidad. Allí se muere cada día y allí se ha seguido en los peores momentos de pandemia muriendo cada día con coronavirus o sin coronavirus, pero en el mundo residencial ha sido más complicado, porque el virus se ensañó con las personas de avanzada edad y con pluripatologías y fragilidad grande aunque tuviéramos recursos sanitarios para cuidar y acompañar”, ha relatado, asegurando que los primeros momentos fueron “de catástrofe”.


En ese sentido, considera que el mundo residencial precisa de un tratamiento y una mirada “más benevolente” por parte del mundo mediático en España. “Muchos de los profesionales también se han dejado la vida y ahora están siendo señalados como pseudoculpables que reforzados y reconocidos por haber cuidado también con riesgo de la propia vida en tiempos de pandemia”, critica.

“Muy similares”
El médico del equipo de soporte de atención domiciliaria de Melilla (ESAD)l y director de las jornadas, Antonio Castillo, ha agradecido la presencia de la principales autoridades a las distintas ponencias y mesas que se han desarrollado durante dichas jornadas, así como al Ingesa por su contribución económica para el desarrollo de estas.
Castillo ha destacado en ese sentido el “valor humano” de cada uno de los invitados que han acudido a dichas jornadas, puesto que considera este factor “mucho más enriquecedor incluso que el tema científico”.


A preguntas de la prensa, Castillo ha asegurado que el servicio de los cuidados paliativos de Ceuta y el de Melilla son “muy similares”. “Tenemos un equipo con un médico, una enfermera y psicólogo”, ha enumerado, afirmando que “la única diferencia” entre ambas ciudades es que el equipo de Ceuta es “mixto”.
“Atienden pacientes hospitalarios y domiciliarios a la vez. Ellos pasan consultas o salas, pasan por el hospital de día, tienen una relación mucho más estrecha con los oncólogos, y esa creo que es la diferencia”, explica.

En la sesión de tarde, Paz Padilla y Enric Benito abordaron en una charla-coloquio la ‘Espiritualidad y humanización al final de la vida’

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Miguel Rivas

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