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La carta de Pedro Sánchez a Mohamed VI

El viernes por la tarde, Marruecos anunció la existencia de una carta del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, al rey Mohamed VI, en la que le manifestaba el apoyo de España al plan de autonomía que el país vecino tiene para el Sáhara. El contenido de la carta ha sido una incógnita durante varios días. Una falta de transparencia que ha alimentado las dudas que, ya de por sí, ha generado ese giro del Gobierno español en una cuestión como es el Sáhara. Este miércoles, el diario El País publicó la misiva, supuestamente filtrada desde Moncloa.
De su contenido, algo más de un folio, la reacción generalizada ha sido la ausencia de mención a Ceuta y Melilla, y también Canarias. De ello, hay quienes hacen una lectura positiva, ya que eso implica, por parte del presidente del Gobierno, un tratamiento idéntico de las dos ciudades autónomas y el archipiélago canario al que se da al conjunto del país. Mencionar estos territorios en la carta habría sido diferenciarlos y eso sí hubiera implicado una especie de cesión o reconocimiento a la tesis marroquí, según la lectura que han hecho, sobre todo, voces socialistas.
Pero también los hay quienes consideran que, precisamente porque no aparecen recogidas Ceuta, Melilla y Canarias en esa carta, no hay una base sólida para que miembros del Gobierno, como el ministro Miquel Iceta en Twitter, digan que este acuerdo con Marruecos obliga a dicho país a “desistir” en sus reivindicaciones soberanistas sobre estos territorios. Ante ello, los primeros dan por hecho que sí es así por un párrafo de la carta en la que Pedro Sánchez dice: “Todas estas acciones se llevarán a cabo con el fin de garantizar la estabilidad e integridad territorial de nuestros dos países”. Es decir, que al hablar de respeto a la integridad territorial, esas reivindicaciones sobre Ceuta, Melilla y Canarias no tendrían cabida.
Al margen de este debate, llama la atención la tardanza con que el Gobierno ha dado a conocer el contenido de la misiva y el modo en el que se ha hecho, primero desvelada por Marruecos, y después filtrada a un medio de comunicación. Pero también los errores que contiene, aun cuando todos los detalles en diplomacia están más que medidos, algo que parece no haberse cumplido en una carta histórica de este tipo. Ello, por no hablar del lenguaje empleado por el presidente del Gobierno al rey Mohamed VI, cercano al servilismo. Es cierto que la comunicación debe ser muy correcta y apropiada al tratarse del monarca del país vecino, pero ciertamente parece excesivo. No es de extrañar que el país vecino haya seguido con su unilateralidad tras este gesto del presidente de Gobierno, como demuestra su decisión de dar a conocer su existencia de una manera sorpresiva para Moncloa. ¿Un anticipo de lo que nos sigue esperando? Veremos.

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