La Asociación Española de Pediatría lanza una guía para prevenir ahogamientos y accidentes en verano

Verano seguro accidentes infantiles 2025
(Autor: Archivo / Agencias)
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Los ahogamientos representan en España la segunda causa de fallecimiento accidental en menores de 14 años. En 2024, se registraron 471 muertes por ahogamiento en espacios acuáticos en España, lo que representa un incremento del 11,6 % respecto a las 422 muertes ocurridas en 2023. (Foto: Agencias)

Los ahogamientos son uno de los principales peligros para los menores en verano, junto a los atragantamientos y golpes de calor. La Asociación Española de Pediatría (AEP) lanza una guía breve con recomendaciones y con verdades y mitos, para ayudar a prevenir estos accidentes.

Según los pediatras, más del 80% de los casos de atragantamientos o ahogamientos ocurren en presencia de adultos que no saben cómo reaccionar. Por eso, es necesario instruir para reaccionar ante los peligros que los menores pueden sufrir, especialmente en verano, como los ahogamientos.

Causa de muerte accidental

Los ahogamientos representan en España la segunda causa de fallecimiento accidental en menores de 14 años.

En 2024, se registraron 471 muertes por ahogamiento en espacios acuáticos en España, lo que representa un incremento del 11,6% respecto a las 422 muertes ocurridas en 2023. Este dato convierte al año pasado en el segundo peor de la última década en cuanto a ahogamientos, solo superado por 2017, cuando se contabilizaron 481 fallecimientos por esta causa.

Se registran dos picos de incidencia de ahogamientos, el de los niños por debajo de cuatro años y el de los adolescentes, normalmente varones (duplicando el índice de mortalidad de las niñas), según la AEP.

Los incidentes de los más pequeños suelen producirse especialmente en piscinas particulares. Los adolescentes tienden a sufrir este tipo de accidentes en el mar, canales, ríos y lagos, asociándose el alcohol y las drogas como causas desencadenantes y entre las 16.00 y 18.00 horas, como la franja de más incidentes.

Repasamos las verdades y los mitos en relación con los ahogamientos de los menores en verano que destaca la AEP.

Ahogamientos en verano

Ahogamientos de menores en verano

– El único sistema que previene el ahogamiento infantil son tus brazos. Los niños deben estar siempre supervisados en playas, piscinas, ríos o pantanos, aunque estos lleven puesto algún sistema de flotación como colchonetas hinchables, flotadores con forma de aro, manguitos, etc. Dentro de estos sistemas de flotación, el único que se considera efectivo es el chaleco salvavidas. Aun así, el adulto no debería alejarse del niño más allá de lo que le alcancen los brazos.

– No hay cantidad de agua segura. Los más pequeños se pueden ahogar en bañeras, cubos de fregona o recipientes similares donde se acumule agua, inodoros, piscinas hinchables, piscinas de chapoteo, estanques, pozos, etc.

– Los cercados incompletos de piscinas y las lonas flojas no protegen. Se recomienda el cercado completo de las piscinas, de modo que no se impida la visualización directa de la misma, pero, siendo lo suficientemente alto como para que un niño no la pueda escalar (mínimo 122 cm desde el suelo). No deberían quedar huecos de más de 10 centímetros en ninguna de sus uniones, ni tampoco hasta el suelo, pues un menor podría colarse.

– Mejor tirarse de pie. Es mucho más seguro que los niños se tiren al agua de pie que de cabeza, para evitar posibles accidentes en la columna vertebral y la médula espinal.

– Hay que tapar los desagües. Los desagües de las piscinas deben contar con rejillas u otro mecanismo que evite el atrapamiento por succión.

Mitos sobre los ahogamientos

– La bandera roja no afecta a todos los bañistas. Contar con un alto nivel de experiencia en deportes náuticos, practicar surf, nadar en aguas abiertas o realizar cualquier disciplina acuática no exime del cumplimiento de las normas, ni garantiza inmunidad frente a posibles incidentes en el agua. De hecho, cuanto mayor es la práctica, mayor es también la exposición y, en consecuencia, el riesgo.

– La persona que se ahoga pide ayuda. Una persona que se está ahogando suele hacerlo en silencio, no grita ni pide ayuda, sino que centra todos sus esfuerzos en intentar mantener la cabeza fuera del agua para poder respirar. El proceso puede durar desde apenas unos segundos hasta pocos minutos. Esta rápida evolución convierte la identificación del ahogamiento en un desafío.

– Ante un ahogamiento hay que lanzarse a socorrer. Los testigos no deben entrar al agua para intentar un rescate, ya que esto podría poner en peligro también su vida y generar una segunda emergencia. Lo primero es alertar a los servicios de emergencia y, si es posible, lanzar o acercar un objeto flotante para que la víctima pueda sostenerse y mantenerse a flote hasta la llegada de ayuda especializada.

– Hay que colocar la víctima ahogada boca abajo para vaciar el agua de los pulmones. Estas maniobras no sólo son ineficaces, sino que también provocan una pérdida de tiempo crucial para revertir la hipoxia de la víctima. En la actualidad, la recomendación es clara: si una persona rescatada del agua no respira, debe aplicarse de inmediato el protocolo de reanimación cardiopulmonar (RCP), combinando ventilaciones y compresiones torácicas.

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«Más del 80% de los casos de atragantamiento o ahogamiento ocurren en presencia de adultos que no saben cómo reaccionar. Aprender qué hacer, salva vidas», aseguran desde la AEP. (Foto: AEP)

– Tras la comida no hay que bañarse, para evitar el corte de la digestión. El llamado ‘corte de digestión’ es, en realidad, un mito muy arraigado. Sin embargo, el término correcto para este fenómeno es síncope por hidrocución, un choque térmico que afecta a la circulación sanguínea y puede producirse tanto dentro como fuera del agua. Para prevenirlo, se recomienda aclimatarse de forma gradual al agua, mantenerse bien hidratado, evitar comidas copiosas y la exposición prolongada al calor, así como estar alerta ante cualquier signo de mareo, debilidad o malestar, según la AEP.

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