Hay mucho por recorrer. Se ha trabajado demasiado tiempo en base a ideas preconcebidas, acerca de que estábamos ante un fenómeno amorfo, sin liderazgo, organización ni estrategia, y como eso no se tenía correspondencia en la legislación existente. Todas las actividades preparatorias de radicalización y entrenamiento no estaban tipificadas como delito. Ha habido un buen número de operaciones policiales que han quedado en flecos. La amenaza del terrorismo islamista ha requerido una especialización de los jueces y fiscales de la Audiencia Nacional. La experiencia acumulada durante muchos años en la lucha contra ETA no es suficiente.