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“IUBILARE”

Por Antonio García Castillo, ex Jefe de Medicina Interna del Hospital Comarcal de Melilla

La palabra JUBILACIÓN viene de la palabra latina que da título a la Columna Sanitaria de hoy que significa “SALTAR DE ALEGRÍA” Y yo, querido y paciente lector, me pregunto: LA JUBILACIÓN ¿es Alegre o Dolorosa, para saltar de alegría o para echarse a llorar? La respuesta es difícil como difícil es la mente humana porque ya sabemos, desde hace siglos, que “sobre gustos y colores no hay nada escrito”.

La palabra JUBILACIÓN viene de la palabra latina que da título a la Columna Sanitaria de hoy que significa “SALTAR DE ALEGRÍA” Y yo, querido y paciente lector, me pregunto: LA JUBILACIÓN ¿es Alegre o Dolorosa, para saltar de alegría o para echarse a llorar? La respuesta es difícil como difícil es la mente humana porque ya sabemos, desde hace siglos, que “sobre gustos y colores no hay nada escrito”.

Todos los que hemos pasado por esa época de la vida decimos que esta situación No es dolorosa al menos en sus primeros años, todo lo contrario, es Alegre, desintoxicante, sin dependencias de horarios ni de ningunas otras trabas que te podían llevar con la lengua fuera. En definitiva era un encanto. Sin tener que depender de malévolos y odiosos despertadores que daban fe a diario de nuestro compromiso laboral.

Pero tú lector, lo mismo que yo, sabes que los años tienen memoria si nos lo permite Míster Alzheimer y con el paso firme y continuado de las horas del reloj, que son las que nos dan vida cuando continúan funcionando, esa alegría se va tornando imperceptiblemente, en sus primeros estadios, en monotonía, añoranza y a veces en un horizonte triste porque ya no tenemos aquello que tanto penábamos y hasta fuimos capaces de maldecir en algún momento como bien quedó reflejado en las Escrituras: “Comerás el pan con el sudor de tu frente”.

Mi querido jubilado vemos cómo la vida pasa con el tiempo y llega un momento en que no rendimos lo mismo, en cualquier capítulo de ella, como cuando éramos aquellos que nos faltaba mundo para comérnoslo y empiezan nuestros recuerdos y añoranzas y a veces tristezas, muchas veces, porque nos vamos dando cuenta que ya nada es igual porque la jubilación nos va alejando de nuestras actividades que tanto nos gustaban de nuestros amigos y compañeros que estábamos, a diario, codo con codo compartiendo dificultades o momentos felices. Por eso mis queridos lectores la Jubilación nos va distanciando, cada día más de lo que fue aquella vida plena de actividad, de problemas, de momentos felices que no volverán. Y nos volvemos locos cuando en nuestras empresas nos invitan a eventos en señal de que fuimos parte de sus piezas para que funcionasen.

SÍ, La JUBILACIÓN ES ALEGRE Y DOLOROSA, como la vida misma. Y el secreto está, para no “hincar el morro” en buscarte actividades, que seguro que tenías dormidas, olvidadas por falta de tiempo para decirnos a todos: ¡Cuidado, que estoy “Jubileta”, pero no muerto y pienso seguir dando mucha guerra!

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