Inmigrantes vuelven a montar el campamento de chabolas

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El reciente desmantelamiento del campamento de chabolas en la carretera de circunvalación, junto al campo de golf, ha servido más bien de poco. Desde que se iniciara esta semana, decenas de inmigrantes han hecho caso omiso a esta ilegalidad y han vuelto a montar tiendas de campaña hechas a base de palos, mantas o telas, que se sitúan enfrente del CETI, al otro lado de la carretera. Son ya alrededor de una decena de habitáculos en un lugar que no reúne las condiciones para acoger a estas personas que, aunque tienen plaza en el CETI, prefieren vivir en la calle, lejos de las normas de convivencia del centro dependiente del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.

Así las cosas se puede ver en el suelo restos de comida, basuras de todo tipo e incluso excrementos, ya que en este lugar no hay un servicio donde puedan hacer sus necesidades fisiológicas más básicas y las realizan en el suelo, a la vista de todos. A lo que hay que unir además acciones como realizar fuegos para cocinar e incluso montar un habitáculo para cortar el cabello a inmigrantes o realizar afeitados como si de una barbería se tratara.

Unas circunstancias que provocan que el lugar sea fuente de olor inmundos e irrespirables, un lugar insalubre y no el más idóneo para los propios inmigrantes, entre los que se encuentran no solo adultos (tanto hombres como mujeres) sino también niños, algunos de muy corta edad.

Se preguntan quienes ven el poco respeto por la legalidad de estas personas, que si las autoridades competentes les permiten levantar el campamento ilegal de chabolas todas las veces que deseen, el resto de melillenses también podrán hacer lo mismo y colocar sus tiendas de campaña donde les plazca y así no pagar el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) y otros tributos que tienen que abonar por tener un hogar.

Por todo ello, piden que se actúe de una forma definitiva contra esta desobediencia civil por parte de indocumentados de diversas nacionalidades -en estos casos son principalmente de origen sirio pero ya hay también subsaharianos- y se evite que se consolide una situación que pueda desembocar en el tristemente recordado campamento del Cerro de Palma Santa, donde llegaron a estar más de 47 tiendas de campaña y se produjeron problemas de salud y de seguridad, con desgraciados sucesos que llegaron a costar la vida a tres personas, hasta que en 2012 -ocho años después de levantado- se tuvo que desmontar con la actuación de un importante despliegue policial y se tomaran medidas para evitar que el mismo se reactivara.

Si se deja hacer uso de esta clara desobediencia a las órdenes de las autoridades, esta incidencia puede derivar en algo peor como ya sucedió en el Cerro de Palma Santa. Ahora que son pocos, es cuando se debe actuar, porque si se permite estar, su desmontaje sí que se convertirá en algo complicado y difícil de solucionar.

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