Independencia en Cataluña “para dummies”
Hace ya muchos años, muchísimos, desde los tiempos de Franco, que Cataluña obtiene ciertas ventajas del gobierno central, en relación con otras autonomías. Lo hace mediante la permanente amenaza del hecho catalán y la declaración de independencia. Últimamente lo ha hecho con mayor intensidad, incluso quebrantando las leyes, aprovechando la debilidad del gobierno Frankenstein. Leyes que ese mismo gobierno se ha encargado de cambiar para beneficiar a los delincuentes autonómicos.
Lo que siempre he echado en falta, en las respuestas del gobierno central, es una información adecuada dirigida a los habitantes de Cataluña, explicando con cierto detalle lo que realmente significaría para ellos una declaración de independencia.
Las matemáticas.
Para empezar a trocear la trama, vamos a dar por cierto que todos los votantes de todos los partidos ‘catalanes’ – ERC, Junts, CUP – votarían por la independencia con lo que, con los datos de las elecciones de 2023, sumarían 954.311 votos. Si, para reforzar su posición, le añadiéramos los votos de Sumar, partido que sepamos es comunista pero no independentista, llegarían a obtener 1.447.859 votos. En el otro lado de la balanza estarían los votos de los partidos de ámbito nacional – PSC, PP y Vox – que sumarían 1.955.146 votos.
Sin contabilizar a Sumar, los votantes de los partidos no independentistas doblarían en número a los independentistas. Añadiendo todos los votos de Sumar al bloque independentista, lo que no parece muy probable al menos para parte de sus votantes, los independentistas supondrían un 42% de los votantes.
Hasta aquí las matemáticas no le salen a los independentistas, las emociones quizás lo hacen. Juegan con la certeza de que el gobierno de España no va a autorizar un referéndum vinculante de independencia, por lo que utilizan la incertidumbre siempre presente en unas elecciones hipotéticas para exprimir al gobierno central. Lo llevan haciendo con éxito durante décadas ¿para qué van a cambiar el método que tan buenos resultados les está dando?
Entre los innumerables artículos que he tenido ocasión de leer en estas post elecciones, no recuerdo alguno que haya hecho estas simples matemáticas y haya confrontado ‘el farol’ de los independentistas. Pero lo más grave es que ninguno de los partidos no independentistas tampoco parece haberlo hecho, al menos públicamente.
Unas pocas de las muchas consecuencias de una hipotética independencia.
Creo, estoy cierto, que sería conveniente explicar claramente a los ciudadanos de Cataluña lo que significaría una declaración de independencia para ellos. Es obvio que tendría consecuencias en términos legales, económicos, políticos, sociales y de reconocimiento internacional, entre otros. Las consecuencias serían mas acusadas, más graves para Cataluña y sus ciudadanos, cuanto menos dispuesto estuviera el gobierno de España a facilitar el proceso. Recordemos las graves consecuencias que para el Reino Unido ha tenido el Brexit, a pesar de que no se trataba de la ruptura de una nación y además contaba con la buena voluntad de los demás países de la Unión Europea.
Consecuencias legales.
La declaración unilateral de independencia es ilegal y puede ser castigada de acuerdo con la ley, como ya ha sucedido. Recordemos que el presidente de Junts sigue huido de la justicia en Bélgica.
Al declararse Cataluña independiente mediante un supuesto referéndum autorizado por España, todos los acuerdos de los que forma parte como autonomía española, dejarían de ser válidos. Tendría que negociar un nuevo cuerpo legal para lo que, en muchos casos, necesitaría el apoyo o al menos la no negativa del gobierno español. Por ejemplo, la pertenencia a la Unión Europea o al Acuerdo de Schengen requeriría de la aquiescencia de España. Además de un largo período de negociación durante el cual estaría fuera de esas y otras instituciones.
Al ser entonces Cataluña un país independiente, existirían fronteras a su alrededor, pudiendo dificultarse e incluso impedirse la salida de sus mercancías y ciudadanos hacia el exterior, mientras no se firmaran acuerdos que lo permitieran.
El número e importancia de los acuerdos a los que habría que llegar, aún si así lo quisieran ambas partes, es tan grande y complejo que, en el mejor de los casos, requeriría de años de negociación. De nuevo el Brexit, aunque se trató de un caso relativamente sencillo dada la voluntad de las partes de llegar a un acuerdo y la inexistencia con anterioridad de un país común, es un claro ejemplo de las dificultades a atravesar.
Consecuencias económicas.
Una Cataluña independiente podría enfrentar graves dificultades económicas, al menos hasta que se pudiera unir a la Unión Europea si así lo considera España, ya que podría perder el acceso a recursos financieros y mercados que solía compartir con España. Además, al dejar de ser miembro de la UE, sus exportaciones estarían sujetas a aranceles y/o cuotas, encareciéndolas y haciéndolas menos competitivas. Todo el comercio que ahora hace con el resto de España pasaría a ser comercio con la Unión Europea. Además, es bien sabido que la existencia de fronteras es un impedimento claro para el comercio, disminuyéndolo, aunque existan tratados entre las partes como es el caso del comercio entre Estados Unidos y Canadá.
Podría haber incertidumbre en los mercados financieros y la inversión podría disminuir, afectando el crecimiento económico en ambas partes. Empresas que se encuentran ahora en Cataluña podrían decidir mover sus sedes, para no encarar las dificultades de su inicial o sostenido aislamiento económico. Ya hubo un ejemplo de ese movimiento cuando se produjo el amago de referéndum de independencia, que llevó a los tribunales a muchos políticos catalanes.
Un tema de enorme trascendencia es la moneda para utilizar en la independentista Cataluña. Obviamente el euro no podría serlo a no ser que hubiera un acuerdo previo, de larga y muy difícil negociación y al que España podría oponerse.
Las pensiones.
Un ejemplo claro, sencillo de entender, de las dificultades económicas y sociales que la independencia conllevaría, es el tema de las pensiones. Al haberse concedido en su momento a un ciudadano español, a no ser que hubiera un acuerdo previo que debería ser negociado entre la independiente Cataluña y España, precisarían los pensionistas volver a reclamar las pensiones que ahora perciben. Y sería decisión de España concederlas o no y en qué términos. Otro acuerdo que habría que negociar es el fiscal para evitar la doble imposición, necesario entre otros muchos aspectos para pagar las pensiones.
Políticas.
La declaración de independencia podría generar una crisis política tanto en Cataluña como a nivel nacional. Podría haber manifestaciones, protestas y divisiones políticas más profundas.
El gobierno central de España podría aplicar el artículo 155 de la Constitución, que le permitiría asumir el control directo de la autonomía catalana, lo que podría generar tensiones y conflictos adicionales.
La comunidad internacional podría tomar posiciones diversas frente a la independencia declarada, lo que podría afectar el reconocimiento diplomático de la nueva entidad y su participación en organizaciones internacionales.
Sociales.
La sociedad catalana podría estar dividida entre quienes apoyan la independencia y quienes prefieren mantenerse dentro de España. Las fricciones podrían alcanzar niveles importantes, más grandes cuanto más dificultades hubieran de atravesar los no independentistas como consecuencia de la independencia.
Reconocimiento internacional.
La comunidad internacional puede reconocer o no la independencia declarada. Si no se logra un reconocimiento significativo, Cataluña podría enfrentar dificultades en el ámbito diplomático, económico y comercial.
Los separatismos no están bien vistos en las organizaciones internacionales.
