El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, hablará con el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, sobre la posibilidad de cerrar el paso fronterizo de Farhana mientras se terminan las obras si es cierto que la integridad física de los agentes corre peligro, tal y como han denunciado prácticamente todos los sindicatos de la Policía y asociaciones profesionales de la Guardia Civil. “Hablaré con el delegado, aunque creo que adoptará esa medida porque no creo que se vaya a quedar eso con riesgo de que alguien lo pase mal. No podemos permitirlo”, aseveró Imbroda. No obstante, dijo que si se adopta esa medida, él es partidario de que se elabore un plan para que ese cierre fuera “lo menos posible”, dada la elevada actividad fronteriza que existe entre Melilla y Marruecos, que requiere, a su juicio, la apertura de un paso nuevo. “Es una olla a presión que necesita más espitas porque si no, revienta”, aseveró Imbroda.
Cierre al tráfico de Farhana
Mientras el presidente hacía estas declaraciones, esa presión de la que él hablaba se podía ver in situ en el paso de Farhana, que estuvo cerrado al tráfico de vehículos durante nueve horas debido a que había que sustituir las puertas por otras nuevas.
Esta restricción se prolongó concretamente desde las once de la mañana hasta, aproximadamente, las ocho de la tarde, por lo que la frontera de Farhana sólo pudo funcionar en sus primeras cuatro horas de apertura (de 7.00 a 11.00h) y la última (de 20.00 a 21.00h). El resto, la frontera sólo estuvo abierta para el tránsito peatonal.
Por lo tanto, durante prácticamente toda la jornada, el paso de vehículos entre Melilla y Marruecos y viceversa fue posible sólo en el puesto de Beni-Enzar. La medida pilló a todo el mundo de sorpresa, pues no se había avisado previamente, algo de lo que se quejaban amargamente muchos de los conductores que se quedaron retenidos en la cola para pasar la frontera hacia el país vecino.
Eran decenas de vehículos que provocaron una retención kilométrica en buena parte de la circunvalación. Algunos de los conductores optaron por dejar el coche estacionado y pasar la frontera a pie. Otros decidieron esperar a que se reabriera porque en un principio estaba previsto que los trabajos de instalación de la puerta terminaran a las 16.00 horas. Sin embargo, la obra se complicó y dicha reapertura no se produjo hasta cerca de las 20.00 horas.
