Harraga supera los 1.000 euros en donaciones en sus primeras 24 horas de ‘crowdfunding’

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Harraga arrancó ayer una campaña de ‘crowdfunding’ para recaudar fondos y ampliar su ayuda a los niños y adolescentes migrantes que viven en las calles de Melilla sin la compañía de adultos. Horas después de dar el pistoletazo de salida al proyecto de financiación colectiva ya había conseguido superar los 1.000 euros en donaciones, aunque la asociación aspira a alcanzar un mínimo de 2.000 euros para mejorar la asistencia sanitaria y jurídica a los menores, entre otras acciones. También pretende fomentar escenarios saludables para que los niños jueguen y se relacionen en equipo, de modo que se mantengan alejados de los peligros de la calle. “Nada vale si hay un niño en la calle”. Esta es la base sobre la que se cimienta el trabajo diario de Harraga desde que se constituyera como asociación, a finales de 2015. Precisamente, la organización ayer dio un paso más al iniciar una campaña de ‘crowdfunding’ a través de www.goteo.org, con la que pretende recaudar fondos para ampliar la ayuda que presta a los menores que habitan en las calles de Melilla.
En declaraciones a este diario, una de las fundadoras de Harraga, Rosa García, explicó que tienen previsto colectar un mínimo de 2.000 y un máximo de 6.000 euros. Este dinero se invertiría, entre otras acciones, en procurar una mayor asistencia sanitaria y jurídica a los niños y adolescentes migrantes que viven en la ciudad sin la compañía de adultos. Para ello, tienen que llegar a la cuota mínima en un plazo máximo de 40 días. No obstante, a unas pocas horas de arrancar la campaña ya habían conseguido superar los 1.000 euros en donaciones anónimas. “Nuestras sensaciones son muy positivas, pero esperamos que esto no sea sólo el auge del principio”, manifestó la activista de Harraga.

Ayuda jurídica a los niños
Según expuso García, hay causas por “las que aún no se está haciendo nada” y por las que sí merece la pena luchar judicialmente. “Dice la ley que en un máximo de nueve meses se les tiene que conceder un permiso de residencia, pero los niños pasan aquí años y no se les hace ningún trámite”, aseguró una de las fundadoras de la asociación. Por su parte, también afirmó que los menores que viven en la calle y “se cuelan en el barco quedan como que no han estado tutelados en ningún sitio”. Asimismo, denunció que los menores extranjeros que sí permanecen en el centro de La Purísima y acaban recibiendo el permiso de residencia lo obtienen por un periodo muy corto, que suele ser de tres meses, plazo que señaló que era insuficiente para copilar toda la documentación necesaria del país de origen, por lo que se les termina “caducando” la residencia.
Por todo ello, Harraga quiere contar con la ayuda de abogados “que se involucren y estén pendientes a los casos” de estos niños y adolescentes. No solo para apoyarlos en los procesos judiciales, también para que se les ayude a gestionar toda la documentación legal administrativa. “Pero para conseguir todo esto necesitamos un poco de financiación, sin tener que depender de ayudas estatales ni de la Ciudad”, sostuvo la portavoz de Harraga.

Un espacio sano para jugar
Otra de las principales líneas de actuación de la asociación consiste en generar “espacios sanos” para que los menores de la calle acudan de forma voluntaria a divertirse en equipo. Con este propósito, Harraga pretende continuar promoviendo una ‘liguilla’ de fútbol sala, además de mantener y mejorar el proyecto de un huerto colectivo. “Muchos de los niños que viven en la calle tienen 8, 9 o 10 años. Nuestro objetivo es crear un espacio sano en el que los menores jueguen y hagan equipos, de modo que sirva para que, al menos en el tiempo que están con nosotras, se alejen del consumo de pegamento”, defendió García.
Según explicó, han comprobado que la sociedad reacciona positivamente al ver a los niños jugando. “Hay incluso a quien se le escapa una sonrisa”, comentó. En este sentido, insistió en que una de las mayores luchas de Harraga es la de visibilizar la situación en la que sobreviven estos menores: “Todo lo que hacemos es para que se vea al niño que hay detrás del término MENA (Menor Extranjero No Acompañado de Adulto), esas malditas siglas que ya están muy machacadas”. En este sentido, subrayó que “insistimos mucho en no utilizar ese término porque está lleno de connotaciones negativas: delincuencia, consumo de drogas, inmigrante…”. Por todo ello, desde Harraga recuerdan que son menores “con historias”. Algunos son huérfanos. Otros huyen del maltrato. Otros, simplemente, buscan una vida mejor. “Como todos nosotros”, puntualizó García.

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Irene Quirante

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