UGT y CCOO, los dos sindicatos mayoritarios en España, no pudieron repetir lo que tan sólo en una ocasión habían logrado en Melilla desde que comenzara a escribirse la actual etapa democrática. Ambos sindicatos, con el mismo eslogan que les había unido a nivel nacional en el día de los trabajadores y casi con las mismas reivindicaciones en lo que respecta a Melilla, volvieron a celebrar el 1º de mayo por separado, mientras que una ridícula distancia separaba la fiesta ugetista del final de una manifestación en la que, la Plaza de Alféreces Provisionales pasaba a llamarse, según acuerdo plenario, Plaza 1º de Mayo. El propio secretario general de CCOO, Obdulio Valdés, se encargó de clavar la placa, como pudo.
