Un sagrario destrozado, unas hostias profanadas, un video y televisor, un equipo compacto, un cassette y diversas joyas de la virgen del Rocío era el botín que obtuvieron los ladrones en el tercer robo que la Iglesia de Santa María Micaela sufría desde la llegada a Melilla de su párroco, Tomás García. Para penetrar en el templo, los delincuentes debieron utilizar herramientas preparadas al efecto para doblar unas rejas de gran grosor. Al valor material de lo robado se unía la agresión que llevaron a cabo sobre simbolismos del mundo católico.
El PP presentaba un recurso ante la Junta Electoral de Zona contra el PSOE por la difusión de propaganda partidista en los organismos públicos, a pesar de estar prohibido en período electoral.
