Acababan las protestas de los vendedores del mercadillo ambulante. El consejero de Medio Ambiente les convencía para que instalaran sus puestos en la zona alta de la Calle Mar Chica a cambio de aumentar la presencia policial en la zona, así como otras promesas en torno al tráfico y el reparto de los puestos.
El delegado del Gobierno, Enrique Beamud, preveía un incremento del 10% en el número de vehículos y personas que utilizarían a Melilla ese año en la Operación Paso del Estrecho. Un año más volvía a instalarse un operativo de atención a los inmigrantes en el Puerto.
La Comisión Islámica iniciaba una nueva etapa y se marcaba entre sus prioridades su total cooperación para erradicar la mendicidad y la venta de drogas.