Tras diecinueve años sin desfiles militares en la ciudad, el Ejército volvía a hacer acto de presencia en las calles melillenses, en medio de un fervoroso calor ciudadano que puso de manifiesto el acierto de la celebración espectacular del DIFAS, desde que tres años atrás se decidiera incardinar al total de la ciudad en el Día de las Fuerzas Armadas y se montara, por primera vez, la atractiva exposición estática de armamentos y equipos militares en la Plaza de España.
En esa misma jornada en la que finalizaban los actos del DIFAS, Melilla se ponía en camino para la Romería del Rocío, iniciando el recorrido desde el Barrio de la Victoria hasta los Pinares de Rostrogordo. Decenas de melillenses participaron en el recorrido, y miles en la romería.
