Violeta Friedman, una de las escasas supervivientes del campo de exterminio de Auschwitz estaba por entonces visitando Melilla, ciudad en el que iba a dar dos conferencias. Friedman que había obtenido el amparo del Constitucional en su demanda contra el racista y revisionista belga León de Grail, anunció que en Melilla que iba a publicar sus memorias donde relataba sus trágicas vivencias y cómo logró escapar de la cámara de gas con tan sólo 14 años de edad.
Tras su encuentro con el secretario de estado de Administraciones Públicas, Francisco Peña, el delegado del Gobierno, Manuel Céspedes, consideraba que el Estatuto de Autonomía de Melilla estaba en su tramo final y se trataba de uno de los documentos más consensuados del país.