La guerra por la notoriedad estaba servida. Iniciada públicamente a partir de una queja de CPM que forzó un Consejo extraordinario de Inmusa para denunciar lo que este partido entendió como una censura, continuaba al día siguiente con la advertencia de UPM de que no asistiría a ninguna reunión del consejo entre tanto no se cesara al presidente de la sociedad y consejero de Cultura, Javier Martínez Monreal.
Dos inmigrantes subsaharianos acogidos en la Granja Agrícola evitaron que tres argelinos perpetrara un robo en un comercio melillense. Los centroafricanos intervinieron cuando fueron testigos de como un argelino amenazaba con la navaja en el cuello al duelo del establecimiento.