Son imágenes que hablan por sí mismas. Unos pies infantiles descalzos, cerca de una pequeña hoguera. Hace frío, mucho frío. Otro niño duerme al raso. Asoma por su corto jersey un trozo de su espalada y el extremo de un pañal. Haced frío entre Grecia y Macedonia.
Y allí están, miles de familias esperando refugio pero este no llega. Ni siquiera una vida mejor, solo un refugio.
Los responsables políticos de la vieja Europa celebran una reunión, una de tantas reuniones que cuestan un pastón a los contribuyentes de los diferentes países, y seguro que a ellos no les falta una buena calefacción. Hablan de cupos, de números, de cómo frenar esta oleada de gente. Pero no hay acuerdo. Convocan otra cita para dentro de una semana. O dentro de dos semanas. Y vuelven en los mejores vuelos y en los mejores coches todos con chófer oficial y guardaespaldas. Mientras tanto, sigue haciendo frío en la frontera entre Grecia y Macedonia.
Días más tarde se produjo lo que el amigo colaborador de MELILLA HOY Abdelkader Mohamed Alí titulaba “El naufragio moral y político de Europa”. Ese acuerdo vergonzoso y vergonzante entre la Unión Europea y Turquía del 20 de marzo para expulsar a inmigrantes y refugiados hacia Turquía (un buen puñado de millones para este país). Todo esto denunciado por ACNUR, Amnistía Internacional y otros colectivos humanitarios y sociales.
Tu lo explicas y expones muy bien detallado amigo Abdelkader muy recientemente en M.H. mi más efusiva felicitación por ese gran artículo tuyo para sonrojo de todos esos países europeos y a cuyos gobernantes estamos manteniendo entre todos nosotros.
Mientras tanto, allá en esas fronteras muchas criaturas pasan hambre, frío y cientos de calamidades. Incluso, al parecer, desaparecen miles de niños especialmente y se da por supuesto que algunos indeseables se lucran con el tráfico de niños y sus derivaciones innombrables. Esto es tremendo. Por Dios, que acabe ya tanto sufrimiento.
