Con un almuerzo de hermandad se cerró ayer el reencuentro de la decimoquinta promoción de enfermeros de Melilla. Dieciocho años después de la graduación, estos antiguos compañeros volvieron a reunirse en la ciudad.
Inmaculada Guerrero Gutiérrez, una de las participantes, señala que "todos recordamos con alegría esos años de estudiante, si bien, han sido los compañeros que desembarcaron en esta pequeña ciudad de España en África los que se han conmovido especialmente al reencontrarse con el lugar donde realizaron sus estudios". Aseguró que gracias a estos días "hemos podido rememorar las fiestas, las risas, la diversión, la novedad, el descubrimiento, el amor, los desencantos…que todos vivimos juntos entonces. Así, en esta parada creada en la cotidianidad de nuestros días, hemos visto tras el tamiz del tiempo a personas increíbles que marcaron nuestra vida".
Señala que en el almuerzo de hermandad de ayer sábado no pudieron faltar a este reencuentro "nuestros grandes profesores, que ahora son nuestros grandes amigos, porque gracias a ellos aprendimos a amar nuestra profesión y el valor del esfuerzo, la responsabilidad y el sacrificio. Hay viajes que no acaban cuando terminan", afirmó.
