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España, Melilla, en peligro (el título de mi libro)

El sábado pasado fue el 19º aniversario del terrible atentado del 11/3/2004, en Atocha. Muertos:193. Heridos:205. Una monstruosidad. Además, “España quedó moribunda y al borde de su disolución”, como escribe José María Marco, en su reciente libro, “Historia patriótica de España”. De tal atentado -no tal accidente- vino, también, una inmensa catástrofe para España y los españoles: Pedro Sánchez al poder.

Fue y es lo de Atocha un atentado nunca aclarado, aunque oficialmente nos quieran convencer de lo contrario y sigan hablando de un yihadismo inexistente en ese atentado. Solo nos queda intentar evitar que lo que ocurrió aquel 11 de marzo quede en el olvido, que España reviva y no se disuelva.

Para evadirme de la cruda realidad, recurro a Isaac Asimov y la ciencia ficción. Acaba de publicarse un libro biográfico suyo: “Yo Asimov”. Él mismo se pregunta: ¿cómo se llega a ser un genio? Y se responde: ¿quién estableció los criterios para convertirse en uno? Nos quedamos sin saber si él se consideraba un genio, o no. Sabemos, eso sí, que dio muchas vueltas en su vida hasta que fue consciente de que ganaba más dinero con la venta de sus libros que a través de cualquier otro trabajo, así que se dedicó a escribir, escribió mucho (más de 500 libros) y vendió muchísimo. Fue un Inmigrante a Estados Unidos, ruso y judío, que nunca aprendió ruso. A los 5 años ya era norteamericano. Allí sí se le consideró un genio. Si la genialidad se define como “particularidad, distinción de lo común”, indudablemente Isaac Asimov fue un genio. Y muchísimos otros seres humanos también lo son, lo somos (si se me permite la alusión personal). Afortunadamente, añado. La manada -en la que nos pretenden convertir los autócratas, los comunistas- no es buena para la humanidad. La individualidad sí lo es.

Otro que luchó contra una sociedad tétrica fue el checo Franz Kafka (1883-1924). Leer “El proceso” -quizás su mejor novela- es comprender lo que significa el término “kafkiano”, que hace referencia a las constantes de inhumanidad y absurdo de nuestros tiempos, de nuestros sistemas.

Concluyendo: una sociedad que se entrega ciegamente a la necesidad de las leyes que ella misma ha promulgado, está condenada a la decadencia. Los profetas profetizan, porque la catástrofe -como la muerte-siempre es previsible. Lo milagroso es la salvación, no el desastre, pues solo la primera depende de la voluntad del ser humano y de la capacidad de modificar el mundo y su evolución natural. La creencia de que la humanidad está destinada a someterse a un proceso, destructivo, determinado por no se sabe qué poderes, sólo sirve para acelerar la decadencia natural, porque, con esa creencia, el ser humano pone su libertad al servicio de la naturaleza y de su obra de destrucción. Así se explica mejor lo que escribió Kafka.

El feminismo como modo de vida

Francisco Robles, el lunes, en este periódico, escribió sobre el feminismo, el feminista 8 de marzo y sus terribles consecuencias de muertes por el covid y los contagios: “El feminismo militante se mostraba pujante, al haber cre­ado una estructura de innume­rables cargos públicos –incluido un ministerio­- y de subven­ciones a personas y entidades que hallaron en el feminismo su modo de vida”. El feminismo como modo de vida, de muy buena vida a costa de los demás, de muchas y muchos. En eso nos encontramos, nosotros, “el rebaño”, que “ha sucumbido a la tiranía ideológica, al sistema que gobiernan los desprovistos de razón y lógica”, como escribió Jano García en su libro (El rebaño) y prologó el genial Antonio Escohotado.

Por cierto, una recomendación al feminista PSOE melillense, que acaba de ser el primer partido local que hace público su cartel electoral para el 28 de mayo (enhorabuena, por romper el hielo). Lo más probable, es un sentir popular, es que el PSOE en Melilla se quede, raspando, en 2 diputados locales. Si eso ocurre -ya veremos- el PSME estaría representado en la Asamblea de Melilla por dos féminas -Gloria Rojas y Elena Fernández- incumpliendo así la ley de paridad que tanto defienden. Deberían de poner remedio a tal -más que posible- incumplimiento de su querida ley de paridad de sexos. Una de las dos debería pasar al tercer puesto de la lista, corriendo el riesgo de quedarse fuera de la Asamblea y sin capacidad de ejercer como consejera de un hipotético -y poco probable- Gobierno de coalición tras el 28 de mayo próximo en el que entrara el PSOE.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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