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Atril ciudadano

Esos incómodos pensamientos

Se lo escuché no se a quien que el abuelo al nieto le dijo: Quiero llevarte a la montaña
y que contemples antes que el otoño llegue el suave manto de leve gasa blanca con lo que la nieve empieza a cubrir la montaña. Abuelo, no puedo, tengo que estudiar. El viejo pensó: pero si aquí están las verdaderas lecciones.

¡Pobre abuelo! El día amaneció y solo vio el manto negro de humo que la envolvían y no contempló ni los pájaros ni los incipientes rastrojos, eso si, contempló la destrozada
avioneta que su nieto pilotaba, muchas flores arrancadas de lo que decían que era la
ciudad del progreso. Guardó una esquela que decía este joven piloto, un héroe mas que dio su vida. El pensó sí, que yo soy un héroe con sobrevivir y poder recordar.

No te avergüences de lo que eres aunque presumas de tus muchos méritos que los tienes, aunque luches por llegar, hay tantos a la cola… comprobarás que es duro llegar,
mas vale dejar a otros pasar aunque sea con sonrisas de hipócrita bondad.

Ya lo dice el Evangelio, es largo de explicar pero con dos veces la lectura se comprende: Se sagaz como la serpiente y sencillo como palomas, qué cosas dijo también: os mando como ovejas en tierra de lobos y pienso, hay lobos con piel de cordero, qué hacer, usar la inteligencia, para eso os la di.

Hay personas que comentan ¡que cutis! pienso que soy como las antiguas monjas que ninguna salía, pero dejemos esto. Y yo recuerdo aquella monjita, pobrecita, era peruana que se yo… la recuerdo en la pantalla de mi cerebro amarillita, con su bolsa de agua caliente encima de su hígado. En agosto era su santo y nos daba una peladilla, la mía era rosa, debió pensar que yo era una romántica, yo la miraba con tristeza ¿qué le pasa? mira que hablarle a una niña de diez años de Ud. yo le contestaba: que me aburro. La recuerdo no se porque me aburro ahora tanto con tanto saber… Ella me contestaba pues no sea burra …ja ja ja, se reían las demás niñas.

Pienso que tenía razón, a veces pienso que me falta la razón. Hoy debe ser la nostalgia de aquellos tiempos ¿fueron mejores? pasaron muchos años y recordando tiempos lejanos para mi en mi menguada inteligencia los califico de la época mas fructífera de mis aprendizajes. Seria la una, yo toda ligera llamé a la puerta, me salió la esposa toda sonriente por favor perdóneme no son horas Carmen oí llamar fuertemente: Sra. perdóneme, yo ya me caía. Qué me podría pasar, me habían comunicado que tenia que dejar la oficina que durante mas de cuarenta años era el lugar donde yo tenia mi despachó después que mi suegro, mi marido, qué sería de mí; por favor, discúlpeme, salió aquel dos metros de hombre y me dijo pase, siéntese la dama porque era una dama, me acariciaba el pelo, yo lloraba me decía, tranquila, él se dirigió a mi y me dijo siéntese, sabe lo que le digo que no sea tan correcta, tan educada, a qué ha venido Ud., a trabajar, pero no son horas apenas musité sabe lo que le digo, que no ha molestado, ha venido a traerme un paquete con muestras, así que deje de llorar, sabe lo que le digo, que se quite ese luto que lleva a mas de uno de sus compañeros, los he tenido que lanzarlos a la calle, saben como le llaman: la viudita llorona.

Casi nunca me pongo roja pero aquel día creí que jamás volvería a tener la blancura en el rostro. Lo recuerdo tanto, qué medico tan amable resultó. Vamos a ver que me trae, yo esparcí mis mercancías, algunas tan valiosas, otras tan de relleno, me dijo esto no me lo traiga mas, no vale para nada y de estas un par de ellas tengo un enfermo que por lo menos le blanqueará su enfermedad. Me disponía a recoger y marcharme, apareció la dama y me dijo quédate a comer yo que debía por esos tiempos ser una llorona llegue a emocionarme, la dama insistió y el medico dijo vamos a tomarnos unos vermuts ¡Dios mío! Pensé, no era tan mala hacer las visitas medicas ¡Había de todo y ahora que tantos años han pasado he decidido escribir mis memorias sobre la visita medica, esa se puede decir que fue la gran aventura de mi vida, recuerdo un buen medico que me decía tienes merito sales a la plaza sin saber dar un capotazo y lo conseguí. Lo recuerdo; fueron años duros, pero cuantos conocimientos adquirí, cuantas noblezas descubrí, en mi memoria las tengo gravadas y mis pensamientos hay días que se precipitan todos a la vez. En la vida y en todos los tiempos han pasado cosas y seguirán pasando, me hacen sonreír esa gente que dice en mis tiempos… en sus tiempos las personas no muchas las había muy malas y muy buenas como ahora, las había envidiosas pues la envidia no es que sea patrimonio nacional es mundial leyendo a Unamuno hacia esta reflexión en torno a la envidia: La envidia es mil veces mas terrible que el hambre porque es hambre espiritual. No hace mucho tuve una conversación con unas conocidas una de ellas decía me tendrán envidia pues preferiría que me tuvieran caridad. Todos los tiempos han sido malos con hambres, con desastres lo que ocurre que no teníamos información, opino que en tiempos pasados había mas hambrientos, hoy hay muchas asociaciones, pero yo recuerdo esos que venían con la latita oxidada a los comedores públicos; recuerdo a mi pobre padre darle la comida algún pobre con el plato y todo. Lo importante es no contar tu vida a nadie.

Dicen que los refranes se han pasado de moda, recuerdo a un medico que tenía una biblioteca maravillosa y un día me dijo pase le voy a enseñar a mis hijos, me hizo pasar a una sala toda llena de libros yo me quede pasmada y fui ojeando los títulos me regaló varios yo le decía por favor no se desprenda de ellos la esposa me decía tenemos tantos y solo se lo regalamos a personas que saben apreciarlo. Yo siempre llevo una libretita y suelo apuntar cuando termino de hablar con ellas algo que me haya interesado, me gustan las frases celebres, las sentencias y los refranes como buen observador me regalaron un maravilloso libro de refranes, proverbios, frases y sentencias algo que me hace leer y releer. También uno de un argentino un poco boludo de frases, lamento que no estén para consultarles. Yo admiro a esas personas que dicen que llevan un diario, la mitad de los días creo que no lo haría y por otro lado si me voy al otro mundo qué vergüenza s ver de mis intimidades, mejor es conservarlo en mi memoria aun que a veces pequen de indiscretos.

Nelson Mandela en su aniversario dijo: los enemigos que pasen a ser amigos

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