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Escapada para aprender de la madre naturaleza

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Los ‘scouts’ regresan a Melilla después de perderse durante doce días en la Sierra de Cazorla, donde han disfrutado del entorno, de las actividades y de la compañía. Un total de 60 personas, con edades comprendidas entre los 7 y los 21 años, asistieron a estas colonias en las que se ha inculcado la máxima del respeto al medioambiente, además de trabajar en la autogestión de los niños o de fomentar el buen uso de las redes sociales y de las tecnologías. La naturaleza es el escenario perfecto para cualquier ‘scout’, sea la estación del año que sea. Por eso, un numeroso grupo de aventureros de Melilla partió hace unas semanas rumbo a la Sierra de Cazorla, con el único fin “de pasarlo bomba” durante los doce días que ha durado el campamento en Huerta de Cañamares.
Sólo han pasado unos días desde que los ‘scouts’ melillenses regresaron a la ciudad, pero lo han hecho con un sinfín de anécdotas a sus espaldas. El coordinador del grupo en Melilla, Víctor Cerisola, ha relatado a este diario que unas sesenta personas, de edades comprendidas entre los 7 y los 21 años, han disfrutado de unos días llenos de acción entre árboles. “Hemos tenido actividades de todo tipo: talleres, juegos, actividades acuáticas, rutas por la montaña…”, recordaba.
Según exponía el responsable de coordinar al numeroso grupo de ‘scouts’ melillense, uno de los principales campos que se trabaja a través de las distintas actividades de las colonias es el de la autogestión: “Sean de la edad que sean, ellos tienen que ser capaces de autogestionarse en todos los aspectos. Se hacían la colada, recogían y limpiaban sus platos y bandejas después de comer, entre otras cosas”.
Aunque una de las máximas que se inculca a estos niños y jóvenes es el amor y el respeto por el medioambiente. En este sentido, Cerisola especifica que, entre otras actividades, han sido los propios niños quienes se encargaban de montar sus tiendas de campaña en las que dormirían, además de construirse sus parcelas con cuerdas y troncos. “Todos los pasos que dábamos eran en perfecta armonía con el entorno”.
En esta línea, uno de los mayores atractivos de estas colonias era el de perderse por la montaña, respirar aire libre y dormir a la intemperie. “Hasta los más pequeños aprenden a vivir en el campo. Y se aprende mucho de ellos”, aseguraba el coordinador.

Redes sociales en el campo
Según Cerisola, disfrutar con la naturaleza no tiene por qué implicar renunciar a las tecnologías y a las redes sociales. Por ello, en una de sus actividades, llamada ‘Día de grupo’, los ‘scouts’ se escaparon al pueblo de la Hiruela “para hacer un juego de ciudad”. Con un plano en la mano, los niños y jóvenes, que se distribuían en diferentes grupos, tenían que colgar en las redes sociales distintas fotografías en los puntos más turísticos del municipio. “Así intentamos enseñar a los más pequeños a utilizar las redes sociales, para que hagan un buen uso de las tecnologías”, explicaba el coordinador. Por todo ello, después de las colonias, los pequeños y jóvenes han regresado a Melilla como unos auténticos “todoterrenos” ejemplares.

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Irene Quirante

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