Si bien es cierto que en la tarde de ayer la deficiencia de la iluminación navideña quedó compensada con el magnífico Belén que la Ciudad Autónoma instala en el foso del Hornabeque, un entorno que le confiere un elemento ornamental añadido. Un belén considerado por muchos como uno de los más espectaculares del país. Es cierto que la larga y cacareada crisis que durante años lleva planeando sobre los españoles y gran parte de los europeos llegó a Melilla con cierto retraso. De hecho, en la ciudad empezó a hacer mella, en determinados sectores como la hostelería, hace aproximadamente un trienio. Sin embargo, también es cierto que comienza a remontar. El largo puente de la Constitución y de la Inmaculada, en el que se produce uno de los tradicionales éxodos vacacionales hacia Marruecos y la Península , en 2014 dejó a los restaurantes y bares melillenses funcionando a medio gas. Pero, también es cierto que un año después y a pesar de que el éxodo se ha vuelto a producir, la situación ha cambiado de manera evidente. Desde el pasado viernes los hosteleros locales están disfrutando, que falta hacía, de una animación inusual con la que comparativamente han sufrido los últimos años. El domingo a mediodía resultó muy difícil encontrar una plaza libre para disfrutar de la sabrosa y rica gastronomía local. Y ayer a mediodía la ciudad volvía a ser una fiesta. Con las plazas públicas como la de Las Culturas, a reventar. Y si bien es cierto que son, como siempre, mucho los residentes en Melilla que han viajado, la diferencia es que los que han tenido que quedarse han optado por disfrutar estas jornadas de descanso en la ciudad y, en definitiva, están consumiendo.
Aunque también es cierto que a esa alegría no están contribuyendo precisamente las obras en pleno centro, ni la iluminación pública navideña, como han señalado algunos melillenses. La plaza de España con las pobres tiritas de luces en los ficus y los mismos Reyes Magos sobre la Biblioteca Pública desde hace varios años como las pequeñas variaciones de adornos lumínicos sobre el Palacio de la Asamblea, añaden, resultan ya aburridas y cansinas, y para qué hablar de la decoración del triángulo modernista. Y no se trata de hacer grandes inversiones sino de aplicar imaginación y buen gusto. Es cuestión de optimizar los recursos, innovar y complementarlos con música ambiental, entre otros elementos que contribuyen a la alegría ciudadana.
Menos mal que en la tarde de ayer la deficiencia de la iluminación quedó compensada con el magnífico belén que la Ciudad Autónoma instala en el foso del Hornabeque, un entorno que le confiere un elemento ornamental añadido. Un belén, en el que este año, además, se han introducido importantes novedades y que está considerado por muchos como uno de los más espectaculares del país. El pasado año se convirtió en la gran atracción pública navideña melillense con más de 70.000 visitas, 30.000 más que en la edición anterior.
Pero al margen de estas connotaciones estéticas, lo cierto es que la economía en 2015 está experimentando un remonte que de continuar en esta dirección y, a pesar, de que todavía queda un largo camino hasta alcanzar los niveles deseables, ya se vislumbra un horizonte de esperanza y de mejora.