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En el centenario del asedio a “Tifaruín, El Annual… que se evitó” Capítulo VIII (1ª parte)

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(Autor: Cementerio de Melilla. Galería C. En la parte superior los nichos de Ignacio Imar, Clemente Valverde, Feliciano Rojas, Ignacio Gerber… todos fallecidos en Sidi Mesaud)

En esta campaña quedaron señalados para siempre los días de los defensores de Tifaruín, ocho días en los que la gloria eclipsó a la tragedia.

… Al mismo tiempo se dieron órdenes a los caídes de las cábilas sometidas de que organizaran harkas auxiliares para acudir al lugar de la lucha.

Cuando clareaba el día, las columnas, reanudaron su avance, batiendo al enemigo, arrollándolo y destruyéndolo. La aviación que salió de la base de Tauima cooperó con sus bombardeos y reconocimientos sobre todo en el frente de combate en la zona de Afrau. Con pequeñas escaramuzas y tiros aislados pudieron, al mediodía, entrar los convoyes en Farha y Sidi Mesaud. En la enfermería de Dar Quebdani se instaló el miércoles un equipo quirúrgico mandado por el capitán médico Fernández Lozano, teniente médico Sr. Atienza y dos religiosas de la congregación de San Vicente de Paúl (Hermanas de la Caridad). El martes 5 de mayo se recrudecen las agresiones de tal modo que impiden el paso del convoy a las posiciones de Sidi Mesaud y Farha, causando algunas bajas. En la madrugada del miércoles comunican desde las posiciones avanzadas del sector de Dar Quebdani que grupos rebeldes se estaban situando a retaguardia de las mismas, interrumpiendo la pista llamada de Sidi-Mohatar (Kadia), que desde Dar Quebdani sube a las posiciones elevadas de Sidi Mesaud y Farha y que hostilizaron nuevamente al pequeño convoy que salía de ésta última posición con destino a Tifaruin, y que también les causaron bajas, y no pudo llegar a su destino. Al tenerse conocimiento de lo que ocurría, y ante la gravedad de los hechos, el general Sanjurjo dio con urgencia órdenes de que se organizasen tres columnas para castigar al enemigo y desalojarlo de las posiciones que había ocupado.

El general Sanjurjo con su Jefe de Estado Mayor coronel José Sánchez Ocaña se trasladó urgentemente al campamento de Dar Quebdani, saliendo de Melilla a las cuatro de la tarde en unión del representante del Gran Visir, Abdelkader.

Nada más llegar a Dar Quebdani tomó el mando directo de las tres columnas que previamente se habían organizados y que mandaba el coronel Juan Micheo, la de la derecha, el teniente coronel Abriat la del centro y el teniente coronel Sebastián Pozas la de la izquierda. La primera marchó por la pista que conduce a Timayast; la del centro tomó por directriz la pista que desde Sidi-Mohatar que dirige a Sidi Mesaud y la tercera ascendió por la pista que va directamente a Farha.

Otra pequeña columna, integrada por dos banderas del Tercio, al mando del teniente coronel Balmes, y que salió del campamento de Ben Tieb, en marcha rápida, fue a situarse entre Timayast y la costa. La situación fue restablecida con gran rapidez por el acierto del Mando y la movilidad de las tropas, castigándose ejemplarmente alguna que otra traición a los disidentes de Beni Said. En estos combates resultaron heridos el comandante Asensio (balazo en el pecho), los tenientes Luis de Roa (murió el día 9) y Royo Villanueva y sargentos Florencio Redondo (falleció el día 7) y Pablo Martínez de la Hoz, los cuatro pertenecientes al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Melilla nº 2, teniente del Regimiento de Infantería San Fernando nº 11, Eugenio Herrero Zorrilla, y los soldados del mismo regimiento Antonio Bedoya Garrido y José Savia Moyá. Todos (menos el comandante Asensio y el teniente Luis de Roa que quedaron  encamado en la enfermería de Dar Quebdani), fueron trasladados al hospital militar Docker de Melilla.

El 7 de mayo, a las cinco de la tarde,  se verificó el sepelio del cadáver del teniente Eugenio Herrero Zorrilla, de los soldados Antonio Bedoya Garrido y José Savia Moyá. Los actos fúnebres fueron presididos por Jefes y Oficiales de los dos Cuerpos.

El día 8 regresó al campamento de Dar Quebdani la columna que había quedado acampada en las posiciones de Farha y Sidi Mesaud.

El teniente Luis de Roa, que como hemos dicho anteriormente fue herido el día 6 en las proximidades de la posición de Isummar (Beni Said), murió a las trece horas del sábado día 9 en la enfermería de Dar Quebdani.

El finado, a pesar de su breve vida militar, había sido herido dos veces en el campo de batalla. La conducción del cadáver fue una verdadera manifestación de duelo, a la que se sumaron las representaciones de todas las clases sociales.

El féretro, envuelto en la bandera nacional, iba conducido en soberbia carroza, de la empresa de la “Siempreviva”, de la que pendían numerosas coronas enviadas por los familiares, compañeros y amigos.

El domingo a las once de la mañana fue enterrado en el cementerio de Melilla, presidiendo el fúnebre acto el Comandante General, José Sanjurjo, los generales García Aldave y Fernández Pérez, jefe de Estado Mayor, coronel Pardo, jefe del grupo de Regulares de Melilla teniente coronel Pozas, coronel don Antonio Cisneros, comandante señor Villalonge y don Julio Pieri.

 

(Continuará)

 

Bibliografía consultada al final del último capítulo

 

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José Antonio Cano

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