Arrinconado voluntario cobijase el lector, cafetero, a leer su prensa; y es tal su ansia preferida por leer lo que esta diga, que lo primero que hace es leerla. Luego, el café. Es curiosa la tendencia de unos y de otros, con su afín investigador o de cotilleo, como nos.
Unos piden El Melilla Hoy, otros El Faro, y cuando pido El Telegrama y me responden que, no hay (disponible), no me preocupo; saco mi HTC, le doy a la descarga y sale El Telegrama. Más de uno se queda boquiabierto, mira de reojo, y piensa de mi truco… Suscrito electrónico. Lo que también tiene El Melilla Hoy. Así que entre uno y otro, por lo menos a mí, son sus bondades las que nos dan noticias, poniéndonos al día de las tantas vicisitudes por las que pasa Melilla y España. Comentarios, réplicas, indirectas sociales o políticas, fronterizas y deportivas; todo ello y más, son causa de dimes y diretes de mesa, por los cuales te das cuenta de la división nacional que, no puede absorber tanta irregularidad manifiesta.
Se siente la sociedad casa vez más anulada, la justicia sobrepasada, la política de unos emborronada por otros, la reindustrialización llevada a China, siendo en consecuencia los empleos, irrecuperables y de difícil regularización, pues lo que quieren son minitrabajos, o como dicen muy técnicamente, mini job.
La empresa y las finanzas no ayudan nada más que a sus accionistas y al gobierno sólo cuando pueden ¡mamar!. En consecuencia que, tanto liberalismo de ésos ciertos liberales, provoca, cada vez más que se añore el mayor control. Claro está que, no se cebe con los tontos de siempre, la mayoría explotada, a la que más se la carga de directos e indirectos golpes que, hacen que su estómago se desinfle y se les hunda el techo. Si a esto, le tenemos que hacer al pueblo un lavado de cerebro anti capitalista, tendremos que arriesgarnos entonces, querido Rajoy, a que este centro nuestro tome cierta deriva a babor, para salvar a los españoles todos, de los escollos que nos han colocad el amarillismo interior y el separatista, ambos pro europeos; esta vez, situados muy a estribor de la hoja de ruta o navegación del Partido. Y así, no se puede continuar, hay que dar el golpe de timón ¡Ya!
