La Consejería de Bienestar Social pondrá en marcha un programa de educadores de calle, en el que contratará a 16 personas durante cuatro años para intentar convencer a los menores inmigrantes que no quieren ser tutelados y viven en la calle para que regresen al centro de acogida.
El Consejo de Gobierno aprobó ayer este programa, que supondrá una inversión de 1,3 millones de euros durante cuatro años, según informó en rueda de prensa el portavoz de la Ciudad Autónoma, Manuel Ángel Quevedo.
Este programa contratará a 16 personas, de los cuales 5 serán educadores o trabajadores sociales, 10 serán auxiliares de control educativo y habrá también un enfermero, para atender a los menores y adolescentes no acompañados que se encuentran en situación de riesgo social en Melilla.
El objetivo es que estos profesionales trabajen con estos menores extranjeros no acompañados que viven en la calle para hacer una labor social y educativa con ellos y convencerlos de que la mejor opción es que se dejen tutelar por los servicios sociales en el centro de acogida, en vez de intentar reiteradamente llegar a Europa como polizones.
La Consejería de Bienestar Social ya llevó a cabo un programa piloto en este sentido durante unos meses, pero este se extenderá durante cuatro años.
Según las últimas cifras aportadas por diversas ONG, podría haber un centenar de menores inmigrantes viviendo en las calles de Melilla.
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