El precio justo.

Foto Prat

La Semana. MH, 04/08/2025

Por: J.B.

 

El precio justo fue un programa concurso de televisión emitido en España basado en el formato estadounidense The Price is Right (su emisión comenzó, en España, en febrero del año 1988). La versión española fue creada por Ramón Pradera, que fue guionista, realizador y director. Su diferencia con la versión americana estaba en la fase denominada «escalera de premios» y en un único escaparate final con los mayores premios jamás otorgados en España en un concurso de televisión. El programa tenía una duración de entre 90 y 120 minutos y se emitía en el prime time de los lunes llegando a batir todos los récords de audiencias y situando la emisión del 2 de enero de 1989 en cerca de los veinte millones de espectadores. Se emitió en TVE-1 y su presentador fue Joaquín Prat, con la locución de Primitivo Rojas. Tuvo una audiencia media de más de 17 millones de espectadores. Su emisión se mantuvo hasta 1993. Posteriormente se emitió, con diferentes versiones y formatos, en la misma y en otras cadenas, pero ya no fue lo mismo. El último intento fue en Telecinco (en abril de 2021), con el exitoso Carlos Sobera como presentador, pero duro apenas dos meses.

Cada semana, se seleccionaban varios cientos de cartas enviadas por los espectadores, y se invitaba a todos ellos a asistir al programa como público y como concursantes potenciales. De entre todos ellos, el notario sorteaba nueve nombres y el presentador los iba llamando por orden para que acudieran «a jugar», frase pronunciada por el presentador que se hizo popular entre la población española.

Si Sánchez, como parece, se mantiene en la poltrona hasta el final de su mandato, el precio, justo o injusto, que habrá de pagar, si no renueva su mandato (esperemos que no se dé el caso, por el bien de España), será muy alto

Se trataba, en diferentes rondas, de calcular el “precio justo” (la cifra más cercana al precio, sin pasarse) de un regalo o escaparte final. Había diversos premios, en las sucesivas rondas, en función de lo cerca que se quedaban los concursantes del “precio justo”.

¿Quién toma las decisiones en la Consejería de Fomento? ¿Es el consejero, Miguel Marín, o son los funcionarios/empleados que están por debajo?

El precio ¿justo? y su consecuencia

 Todos pagamos un precio por las decisiones que tomamos o no tomamos. En el caso de los políticos hay muchos ejemplos:

  • Si España (en este caso, sería una decisión de Sánchez o de alguno de sus serviles ministros) decide (algo que muchos pensamos que nuestro gobierno debería hacer) cerrar las fronteras con Marruecos hasta que se abran de forma bilateral con las mismas condiciones (salud, permisos, garantías, trámites, etc.) que cualquier otra de Europa con su entorno, es decir, si decide “jugar”, podrá ganar (como los que participaban en el “precio justo”) un gran premio (demostrar que se es un país soberano y que se actúa con autoridad y firmeza ante un enemigo/vecino menor) o no ganar nada (seguir como hasta ahora), pero lo habrá intentado.
  • Si Sánchez, como parece, se mantiene en la poltrona hasta el final de su mandato, el precio, justo o injusto, que habrá de pagar, si no renueva su mandato (esperemos que no se dé el caso, por el bien de España), será muy alto (entrar en el futuro como un corrupto y un vendepatrias por conveniencia), pero él habrá jugado con la opción de no pasarse y ganar un gran premio: el de que los españoles olviden todas sus tropelías y las de los que le rodean y le vuelvan a aupar (socios nacionalistas y populistas mediante) al poder.
  • Si el PP local decide jugar a seguir inflando el número de dependientes (vía su contratación por la Ciudad Autónoma o a través de empresas dependientes) en Melilla, es posible que tenga suerte y no se pase del precio justo o se acerque mucho al precio sin pasarse, con la consecuencia de que, con mucha suerte, podría ganar las próximas elecciones de forma holgada para no depender de terceros. Pero, depender de la suerte no es lo mejor y salir a jugar/correr con las zapatillas llenas de plomo (empleados públicos) puede suponer quedarse muy lejos del precio justo o pasarse, con la consecuencia de unos males irreparables para Melilla y unas futuras elecciones en el aire.
  • ¿Quién toma las decisiones en la Consejería de Fomento? ¿Es el consejero, Miguel Marín, o son los funcionarios/empleados que están por debajo? Parece que Miguel Marín cree que ponerse de lado ante cualquier problema es el “precio justo” que debe pagar para “jugar“(en su caso, mantenerse y/o prosperar). Me llegan quejas (cada vez más) sobre la gestión de la Consejería que ¿dirige? Marín: se atreve a maltratar a los contribuyentes “normales” con amenazas de multas o derribos, pero ignora (¿será por miedo?) cómo se han construido muchas viviendas en La Cañada u otros lugares.

¿Es un precio justo el que pagamos los melillenses (con nuestros impuestos y nuestro trabajo) por nuestros políticos locales?

 

Una pregunta para terminar (cada uno tendrá su respuesta): ¿Es un precio justo el que pagamos los melillenses (con nuestros impuestos y nuestro trabajo) por nuestros políticos locales? ¿Deben cambiar, o debemos cambiarlos?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€