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El populismo parasitario

Leo a un profesor, experto constitucionalista, vasco -Josu de Miguel- comentar sobre la situación política de España. Asegura -creo que con absoluto acierto- que el populismo que se ha incorporado a nuestros sistemas constitucionales y no aspira a un modelo distinto -construir no es propio de los populistas- sino a mimetizarse y parasitar instituciones para probablemente, como el profesor asegura, darles un contenido diferente -parasitar, vivir del esfuerzo ajeno sí es típico del populismo.
Josu de Miguel cree que los populistas españoles son: Podemos, Vox … y el independentismo catalán. Distintos tipos e intensidades de populismo, pero muy probablemente esos son tres tipos de populismo español, con amplia representación parlamentaria y con el agravante de que en España el pluralismo interno de los partidos ha desaparecido y los líderes de cada partido acumulan poderes casi absolutos. Efectivamente y como decía Alfonso Guerra, el que se mueve -en un partido- no sale en la foto, o sea, no ascenderá jamás. Y, para culminar el mal, es evidente que el Tribunal Constitucional ha perdido lo que los romanos llamaban la “actuoritas”. Ahora no es parte del poder judicial, sino una extensión del poder ejecutivo, de Pedro Sánchez, por decirlo con palabras más comprensibles. Conclusión de tipo general: han subido nuevas religiones de sustitución (el populismo, por ejemplo).

Gobernar en coalición
Eso de gobernar varios partidos en coalición se vende muy bien, es buenista, pero, en general, resulta muy mal, para los ciudadanos. El cisma PSOE-Podemos-Independentistas en la política nacional y sus consecuencias evidencia ese mal resultado -para los sufridos ciudadanos- de dicha coalición nacional. El enfrentamiento inocultable e inocultado de la coalición CpM-PSMEPSOE es otro ejemplo, local en este caso, del mal funcionamiento de ciertas coaliciones entre partidos que compiten por el mismo electorado. Las profundas divergencias PP-VOX en los sitios en los que están cogobernando es un tercer ejemplo. Moraleja: gobernar en coalición suena bien, pero el resultado acostumbra ser muy malo, por no decir que es desastroso.

Recordar el pasado
Como recordaba hace unos días nuestro periódico en la página 2, el 6/3/1998, hace 25 años, en Melilla, el PP presentaba una moción de censura contra Enri­que Palacios (entonces presidente de la CAM , aunque ahora pueda parecer imposible) que desde hacía una semana y también por el método de la moción de censura, había accedido a la Presi­dencia de la Ciudad Autónoma. El aludido calificaba de «ilegal» la moción de los populares, así como de sus socios de gobierno: PSOE, UPM y CPM (¡lo que va de ayer a hoy!). El nuevo equipo de gobierno municipal pedía apoyo a los servicios jurí­dicos del Palacio de la Asam­blea sobre la legalidad de la mencionada moción, al tiempo que anunciaban que pedirían que se paralizara el reconocimiento del acta de diputado del popu­lar Antonio Miranda, que entra­ba en la Asamblea tras la renuncia al escaño del dimisio­nario Abdelmalik Tahar, quien, con Palacios, habían abandona­do un año antes el PP para censurar a Ignacio Velázquez. Transfuguismo, pactos extraños, judicialización de la política, compraventa de votos, etc. conviene recordarlo, para no recaer en los males del pasado, que conviene conocer.

Analizar el presente
De lo poco que se puede salvar (de la nueva Ley de Seguridad Ciudadana) es lo de la presunción de veracidad de la declaración de un policía me parece, como escribí-o nuestro colaborador JB este lunes, algo tan anacrónico como la presunción de veracidad -tantas veces conculcada- que tiene la Agencia Tributaria ante unos “obligados tributa­rios” -todos los españoles- que somos culpables si no demostramos lo con­trario – en un proceso largo y costoso-a lo que dice un inspector tributario que se equivoca a menudo y destroza la vida de los “obligados”, sin sufrir daño personal alguno por sus falsas denuncias.
De lo que no se puede salvar nada -en mi opinión, que es completamente opuesta a la de la consejera Elena Fernández Treviño- es de lo de la nueva ley (otra más) de Representación Paritaria, la paridad obligada de hombres y mujeres en todos los gobiernos y en los consejos de administración de las empresas del IBEX. Supongamos que en el Gobierno de Melilla de 10 consejeros hay 8 mujeres muy valiosas, más que los hombres de ese colectivo, ¿por qué se tienen que quedar fuera 3? El mejor Gobierno es el que menos hace, dijo Thomas Jefferson. El peor es el que se mete en todo (y cuando digo en todo es absolutamente en todo, sexo incluido) como el socialcomunista separatista y populista de Pedro Sánchez.

Enrique Bohórquez López-Dóriga

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