Por Por Victor Javier Becerra Martínez
En estos días, con la muerte del Santo Padre Francisco, estamos contemplando el esplendor del papado de Roma. Una institución para muchos gloriosa y llena de misericordia, amor y porque no, de cordura institucional.
Pero créanme si les cuento que este mundo romano de Papas benévolos, arzobispos con una sonrisa y clérigos amables no siempre ha sido así.
Para comprender el momento oscuro que les invito a repasar con unas breves pinceladas hay que retrotraerse al final del papado del Papa Formoso, 896d.c. Son momentos en los que la curia romana vive un momento convulso, ya sea por un entresijo de disputas políticas de poder o intereses personales.
Al morir Formoso fue sucedido por Bonifacio VI, el cual tuvo un papado fugaz, de solamente 15 días. Posteriormente, subió al trono de San Pedro el Papa Esteban VI, comenzando así un período de terror y oscurantismo que llegó a su punto álgido cuando 9 meses después ordenó exhumar a Formoso para someterlo a juicio. Por inverosímil que nos parezca lo acontecido, a Formoso se le vistió con todos los ornamentos papales y sentado en el trono papal tuvo que presenciar -si el Espíritu Santo lo permitió, dado su estado cadavérico- cómo se le sometía a juicio y finalmente era declarado culpable.
Fueron anulados todos los mandatos de Formoso, así como su propia proclamación como sucesor de San Pedro, padre de la iglesia Católica Apostólica de Roma. Posteriormente, el macabro juicio ejecutó la sentencia más humillante, la amputación de los dedos, con los que se imparten las bendiciones en los actos religiosos, la posterior quema de los restos del Santo Padre difunto y, por último, según nos llega de la tradición pudo ser arrojado al Tíber.
Su calvario post mortem por suerte terminó ahí, ya que milagrosamente sus huesos fueron encontrados, enterrados y posteriormente ya con un nuevo Papa, Teodoro II, enterrado en tumbas vaticanas.
Roma, la ciudad eterna, la cuna del catolicismo, la ciudad de la loba y los gemelos encubre historias oscuras e intrigantes que muchos, no solamente no conocemos, sino que no querríamos conocer.
Esperaremos una nueva página más para la historia con la elección del sucesor de Francisco, esperando con ella, nuevas historias increíbles de la casa del pescador de hombres.