Al Melilla se le escurrió la victoria entre los dedos cuando la acariciaba en Cartagena (2-2). Tras sentirse mejor, con más definición y daño en ataque, vio como, en el descuento, un error en la salida del balón permitía a Gato, de disparo desde veinte metros, poner el empate en el marcador cuando ni los de casa lo esperaban. En el descuento un error, el enésimo de peligro, en la salida del balón desde atrás del meta Jesús, intentó sacar en largo, el balón se le quedó corto y lo recogió Gato para marcar de disparo desde fuera del área que se coló por la escuadra
El conjunto melillense pierde dos puntos en la prolongación
El cuadro melillense fue mejor en ataque y en la posesión ante un Cartagena que sigue desnortado, que no crea ocasiones y que se pierde en los choques. Y eso que al Melilla le costó encontrarse. Le duró el choque las vueltas de reloj en las que David Sánchez se hizo dueño de la presencia en el centro del campo, del valor añadido de mandar sin balón, de ocupar un espacio que nunca perdió pese a la mayor claridad en el dominio de los locales, más metidos en el duelo, con la necesidad de sumar y agradar para redimir pecados ante una grada que aumenta, por partidos, el nivel de exigencia. De ahí la salida en tromba local y la expectativa sobre la que encontró acomodo el cuadro visitante. Un remate mordido de Neira que se topó con el larguero fue la mejor oportunidad de los albinegros en el inicio. Por las bandas era mejor y destrozaba un dibujo del Melilla que trataba de soltarse el control con el balón. Ribas, hijo del técnico en el exilio, volvió a buscar de cabeza el remate a puerta diez minutos después. Y entonces dijo basta el cuadro de Fernando Currás. Comenzó a emerger, ganando metros y posesión, para comenzar a rondar a Limones. Pedro Conde, por dos veces, avisó que el viaje no había sido gratuito. En la primera disparó desde fuera a las manos del meta andaluz, y tres minutos más tarde, en el 22′, casi desempolva la escuadra en un lanzamiento de falta directa que hizo lucirse a Limones. Aunque más incisivos, los melillenses volvieron a dar metros y la batuta del choque a los locales que, de la mano de Sergio y Luque, ganaron protagonismo para encerrar a un Melilla que se hizo fuerte atrincherando al meta Jesús. La incapacidad para romper en las alas permitieron vivir con tranquilidad a una zaga azul que tampoco forzó la máquina para hacerse fuerte en el control defensivo. Y cuando se acariciaba el descanso llegó el puñal que rasgó el guión del partido. Una contra rápida dejaba a Chota pegado a la línea de cal izquierda. Desde allí centró para que Guille Roldán marcara sin dejar caer la pelota ante la endeblez de la defensa local, permisiva en el remate del jugador visitante. Cumplía el reloj su hora y la ventaja dejaba a los de Currás más tranquilos para el segundo acto. El argumento casi se torna en tragedia para los locales en la reanudación. La Unión Deportiva, con la ventaja en el marcador, comenzó a ganar metros, a sentirse cómoda con el balón y a llegar al área del Cartagena con menos dificultad de las previsto. La inercia del juego le hizo acampar casi sobre los límites de Limones. Y las ocasiones, por lo tanto, comenzaron a llegar como en un carrusel. David Sánchez, de centro chut desde la banda, avisó a los dos minutos. Chota tuvo dos seguidas, ambas de cabeza, que pudieron dar por sentenciado el choque. Por el medio también sufrieron los melillenses. Un error de los centrales permitió rematar a Pallarés de cabeza, en el 50′, en la mejor oportunidad de los caseros. Se sentía mejor el equipo de Fernando Currás, llegaba y se sostenía con tranquilidad ante las dudas de unos blanquinegros que no atinaban más de tres pases. Pero llegó la bofetada en una jugada aislada cuando se mascaba el segundo visitante. En medio del guión, apareció el verso libre local para poner las tablas cuando ni el Cartagena lo esperaba. Un error de nuevo de los centrales habilitaba a Carlos Martínez para marcar sólo ante Jesús. El empate y la entrada de Chus Hevia hizo pasar al Melilla por su parte del duelo con más curvas, con los inconvenientes de sentirse degollado por primera vez en el choque. Roto el partido con los cambios, el correcalles se apropió de dos bloques que apostaron por morir intentando vencer. Por eso las alternativas finales en el juego aparecieron. En una de ellas, un saque de esquina, Neira tocaba el balón con la mano, a seis minutos del final, decretando el colegiado una pena máxima evidente. David Sánchez engañaba a Limones poniendo el 1-2 en el marcador y aire a un equipo que se veía con los tres puntos. Pero en el descuento un error, el enésimo de peligro, en la salida del balón desde atrás del meta Jesús, intentó sacar en largo, el balón se le quedó corto y lo recogió Gato para marcar de disparo desde fuera del área que se coló por la escuadra.
