La eliminatoria está muy favorable para el decano, que contará con un ambiente espectacular, aunque no debe fiarse, sino afrontar el partido como ayer, con máxima intensidad de principio a fin.
El Club Melilla Baloncesto salvó este domingo, en La Coruña, el 'match ball', con una contundente victoria ante el Leyma Basquet de 61-81, reponiéndose así del batacazo del tercer encuentro de la serie de semifinales del pasado viernes, que concluyó con derrota de 82-71.
La eliminatoria queda igualada a dos y el decano recupera el factor cancha este martes en el Pabellón de Deportes Javier Imbroda, a partir de las 21'00 horas, esta vez con todo el apoyo de su afición.
El decano de la LEB Oro no dio opciones a su rival, tras aprender la lección del viernes. El partido sólo fue igualado en el primer cuarto, y a partir de ahí el plantel de Alejandro Alcoba dominó claramente el encuentro, basando su victoria en una gran defensa y acierto exterior.
Especial mención merece el gran partido de Suka-Umu, que con 16 puntos terminó por impulsar a su equipo, que dejaba el choque prácticamente visto para sentencia al final del tercer periodo (47-65). Los melillenses dieron toda una lección acerca de cómo cerrar el encuentro a través de una sólida defensa con la que poner aún más tierra de por medio ante un Leyma Coruña que comenzaba a reservar a algunos de sus hombres importantes para el decisivo choque de Melilla.
La eliminatoria está muy favorable para el decano, que contará con un ambiente espectacular, aunque no debe fiarse, sino afrontar el partido como ayer, con máxima intensidad de principio a fin.
Por otro lado, la U.D. Melilla cerró este domingo la temporada y se despidió con una dolorosa derrota de 4-0 ante el Granada B. El filial puso fin a una espectacular racha de los melillenses en las últimas diez jornadas, de siete victorias y tres empates.
Afortunadamente, el cuadro de Carlos Granero logró la permanencia en la jornada anterior y llegó al duelo en el Estadio Nuevo Los Cármenes sin presión. Lo del Melilla en esta segunda vuelta ha sido casi un milagro, con una segunda vuelta espectacular, tras sumar 33 puntos de 57 en juego, superando así los registros de la pésima primera parte del campeonato, en la que sólo sumó 16 puntos y estaba prácticamente descendido.
Sin duda alguna, la llegada del nuevo entrenador, Carlos Granero, fue un auténtico revulsivo, el gran culpable de la gran reacción. El técnico hizo creer al equipo en la salvación y los jugadores confiaron en él a pies juntillas. Además, los nuevos fichajes de invierno y la base de lo que había formaron una comunión perfecta en la consecución de la salvación.
Ahora es tiempo para hacer balance de una campaña deportiva que para nada ha sido exitosa, sino una gran desilusión por lo sucedido, con muchas jornadas al borde del abismo. La Copa del Rey debió ser, como mínimo, el objetivo. Ojala el nuevo presidente, Luis Manuel Rincón, y los nuevos directivos aprendan la lección de las dos últimas jornadas y la afición no lo vuelva a sufrir tanto. Por presupuesto, no se lo merece.
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