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“El mejor cordero es el de Marruecos, pero con todo cerrado, nos conformamos con el de España”

Familia celebra Aid El Kebir

Por: Miguel Rivas

Muchos de los que se animaron a sacrificar a sus corderos en las carpas instaladas en el Tiro Nacional creen que no hubo tanta gente como años anteriores. “El año pasado fue un caos porque tuvimos que comprar hasta carne de la carnicería”

«El mejor cordero para el sacrificio es el de Marruecos, ya que así aprovechamos también para pasar allí las fiestas. Pero ahora con todo cerrado nos conformamos con el de España», admite Kri, un padre de familia que como tantos otros musulmanes de la Ciudad acude a uno de los lugares habilitados por la Consejería de Sanidad para cumplir con la tradición islámica, pero se queja de que, tras más de dos horas buscando, no ha encontrado nadie que le ayude a limpiar su borrego. “No se tarda más de cinco minutos, pero alguien que no sabe puede tardar media hora”.

Entre los balidos constantes y ahogados de los borregos, aterrorizados por el final que les aguarda debajo de esas carpas, Hana espera su turno junto al suyo disfrutando de una fecha tan señalada por el calendario islámico. «Ha venido mucha gente y yo creo que todavía vendrán más», augura, explicando que los corderos se inmovilizan “ a mano porque están nerviosos” momentos antes de ser sacrificados.

“Solamente hay que ir a la nuez”, especifica Bila, el cual no ve dificultad alguna en el proceso. “Es tan solo práctica”, resume mientras  se decanta por “los pinchitos” como la parte más sabrosa que se cocina de la carne del animal.

Kri, un padre que ha acudido junto con sus hijos y dos borregos a las carpas que están instaladas en el Tiro Nacional, detalla con algo más de precisión el proceso, aunque también coincide en la sencillez de éste. “Es muy fácil: Tumbarlo, matarlo, y luego limpiarlo”, afirma, aunque matiza que, para matarlo tiene que ser una persona que sepa cómo hacerlo.

Asimismo, Kri reconoce que la “mayoría” de las personas prefiere hacer este ritual en casa en vez de en carpas. “Nosotros no podemos hacerlo en casa porque estamos en un edificio, hay vecinos y allí no se puede molestar a nadie, así que venimos aquí para matarlo”, explica al mismo tiempo que asegura que un tercio de la parte del animal se dona a gente pobre. “Se corta entero, pones tres trocitos: uno queda fuera, otro para invitar, y el otro a la casa”, añade.

De las partes que suelen quedar fuera, la cabeza suele ser una de ella, tal y como apunta Rafi. “Casi todo nos lo comemos, pero la cabeza casi nadie la coge”, confiesa entre risas. Además, afirma que la piel la suelen utilizar para realizar sábanas u otro tipo de tejidos.

Un evento bien organizado y con todas las medidas sanitarias

Sufián es uno de los responsable que vela por el “buen funcionamiento” y normalidad de la fiesta en la zona. “Nosotros hacemos una limpieza previa, la instalación, limpiamos durante la matanza y al final hacemos una limpieza por baldeo y desinfección de toda la instalación deportiva”, explica.

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Redacción

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