Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

El interés institucional por los árboles en esta ciudad, por los suelos

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Fíjense en la foto que ilustra este Editorial. Un árbol más por los suelos (y van ni se sabe cuántos en esta legislatura). Pero lo curioso de este caso, por decirlo de manera suave, es que lleva así una semana sin que nadie se haya preocupado de retirarlo, recuperarlo o, al menos, analizar qué ha podido pasar para que se haya venido abajo. Días y días con el árbol caído ante los ojos de todo un colegio, La Salle, cuyos alumnos han podido hacerse una idea de lo poco que importan los árboles para quienes son los encargados de cuidarlos y protegerlos, como es la Ciudad Autónoma y, en concreto, la Consejería de Medio Ambiente y Sostenibilidad. Después de todo lo acontecido con los árboles en los últimos años, da que pensar, incluso, si dejar el árbol en esas condiciones durante días no era sino una metáfora en la dirección equivocada.
Todo ello, mientras estos días se suceden los talleres, teatros y otras actividades lúdicas organizadas por la misma consejería a modo de concienciación de los niños sobre la necesidad de proteger el Medio Ambiente. Nadie dice que eso no esté bien, pero, ciertamente, no es coherente el mensaje que se lanza con la realidad de los hechos, algo que la comunidad educativa de La Salle y todos los vecinos del Príncipe han podido comprobar. Mejor estaría si la consejería se preocupara de mantener el patrimonio natural que tenemos porque obras son amores, que no buenas razones.
Una manera sería, como hemos dicho, poner atención en el arbolado de nuestra ciudad, tanto en el antiguo, que necesita ser protegido con mimo al ser testigo de nuestra historia, como en el nuevo, que son los árboles que se van plantando y que, según ha dicho una y mil veces en su defensa el consejero, Hassan Mohatar, son más de mil en cuatro años. Parte de ellos se están perdiendo desde el mismo momento en que son plantados por falta de vigilancia, de fiscalización por parte de la Ciudad Autónoma. Porque son árboles exigidos en los pliegos de condiciones de obras que se realizan, en las que las empresas constructoras no ponen cuidado ni en su elección ni en su estado ni en su plantación.
Y así es como se van plantando árboles que son un palo y otros que ya están al borde de la muerte desde que son colocados en los alcorques. La falta de riego, atención y cuidado posterior terminan de rematarlos y terminan en el suelo, como aquellos árboles veteranos que han ido cayendo en diferentes obras que se están haciendo. Así ocurrió en la plazoleta del Tesorillo, donde se han perdido varios eucaliptos y dos meses después de aquella polémica caída aún no sabemos la razón oficial recogida en el informe. Los melillenses merecen que se les dé conocimiento de sus conclusiones porque fue pagado con dinero público.
En resumen, la Ciudad Autónoma debe tomarse en serio la protección de nuestros árboles, grandes y pequeños, viejos y jóvenes. Es nuestro patrimonio natural y es obligación de todos cuidarlo. Y, por qué no, tener más en cuenta a las entidades ecologistas, que saben de lo que hablan por su experiencia, en lugar de buscar intereses ocultos en ellas.

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€