Un juez ha ordenado el ingreso en prisión de un guardia civil de Melilla de más de 50 años de edad acusado de la comisión de un presunto delito de abusos sexuales a menores de edad, según han informado fuentes policiales. El agente fue arrestado por sus propios compañeros de la Guardia Civil, sobre las 06,00 horas de la mañana del miércoles, cuando éste se dirigía al puerto para embarcar con destino Motril (Granada).
Tras pasar a disposición judicial y dormir en los calabozos de la Comandancia, el juez de guardia que le ha tomado declaración ha ordenado su ingreso en el Centro Penitenciario de Melilla en régimen especial, sin contacto con el resto de presos, debido a su condición de miembro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, antes de su traslado a la cárcel Sevilla II, en el módulo existente para los integrantes de este colectivo.
El hombre, cuya casa fue sometida a un exhaustivo registro por parte del Instituto Armado en busca de pruebas que le incriminen, ha sido acusado de la comisión de un delito de abusos sexuales a menores de edad. Se le acusa, según detalla el diario El Mundo, de haber mantenido encuentros sexuales con menores de 13 años, con los que contactaba por Internet e incluso les llegaba a ofrecer a cambio dinero y regalos. El Juzgado de Instrucción número 5 de la ciudad autónoma, que lleva el caso, ha declarado el secreto de sumario, lo que impide saber por ahora el número de víctimas, si bien parece que entre ellas no hay solamente niñas, sino que también podría haber algún varón, añade el rotativo.
Asimismo asegura el periódico madrileño que no es la primera vez que este guardia civil se ha visto envuelto en situaciones de este tipo. Este mismo año, el pasado mes de abril, la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Málaga con sede en Melilla lo absolvió de un presunto delito de abusos sexuales a un menor de 11 años, hijo de su ex pareja, con el que convivió hasta 2010. La Fiscalía pedía 10 años de prisión para el agente, pero el tribunal decidió absolverlo al considerar que el testimonio del menor tenía incoherencias, asumiendo además uno de los argumentos de la defensa, basados en que el menor quería irse a vivir con su padre, que había pedido su custodia.
