Las obras de reestructuración en el paso fronterizo de Beni-Enzar afrontan estos días su fase final con la ejecución de sus últimos flecos, pero antes de que terminen “parece que se empieza cristalizar un buen funcionamiento” de la aduana. Éste es el primer análisis que el Ejecutivo melillense hace de este importante proyecto poco antes de que terminen los trabajos, asunto que fue objeto de debate en el Consejo de Gobierno celebrado ayer. Según explicó su portavoz, Daniel Conesa, hace tres fines de semana la frontera vivió una “situación bastante caótica” por la coincidencia de las obras con uno de los momentos más álgidos de la Operación Paso del Estrecho (OPE), lo que dio lugar a “bastantes problemas de aglomeraciones” de vehículos en el tránsito de Melilla a Marruecos por el principal paso fronterizo. Sin embargo, el estado avanzado de los trabajos en la aduana de Beni-Enzar “está permitiendo organizar el tránsito fronterizo de manera fluida”, gracias también a que ya ha terminado la fase de salida de la OPE.
En estos momentos “estamos en plena fase de retorno y parece que se está produciendo el paso de una manera fluida y sin demasiadas aglomeraciones” tanto en el sentido Melilla-Marruecos como a la inversa, gracias entre otras cosas a la “reorganización” de la frontera y la apertura de más carriles de circulación. Conesa subrayó que la ciudad Autónoma se alegra de ello y desea que la situación se mantenga en el tiempo, ya que es positivo tanto para los melillenses como nadorenses, así como para el resto de usuarios de la frontera, como son los cientos de viajeros que pasan por allí debido a la OPE.
No obstante, el portavoz de la Ciudad Autónoma también destacó la necesidad de que la frontera esté dotada con medios humanos suficientes para que funcione bien, si bien dejó claro que ninguna infraestructura puede soportar momentos de tránsito masivo, “llámese aeropuerto, carretera, tren o frontera”.