El horror de la desesperación en las caras inocentes de dos niñas, que posiblemente hayan sido asesinadas. Hoy el portal de Belén del mundo debería estar apagado para que no se vean las miserias de la traición a la humanidad. Hoy el niño Dios está enterrado entre los escombros de la venganza en Palestina. Así no se puede celebrar la Navidad. Y mucho menos presumir del árbol más alto y de millones de luces, cuando en Gaza no hay electricidad en los hospitales. Decir que es un
conflicto lejano es tener el corazón negro de odio y una infamia.
Jesús nació en esa tierra hace 2023 años y lo tenemos presente y cercano.
También quisieron eliminar a Jesús. Recuerden La Matanza de los Inocentes. Es un episodio relatado en el Evangelio de Mateo (Mt 2,16-18), y que narra cómo Herodes, rey de Judea, cuando se enteró de que un niño estaba destinado a convertirse en «Rey de los Judíos» nacería en Belén, ordenó la masacre de todos los niños menores de dos años.
Sin embargo, según Mateo, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo “levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”.
Hoy la frontera de Egipto está cerrada.
Hoy en Gaza no hay un ángel del Señor.
El 28 de diciembre es el día de los Santos Inocentes y debería proclamarse como el día del genocidio palestino.
PAZ para Palestina y Libertad para los rehenes.
