Nuestros gobernantes no se han enterado de que la cesta de la compra en Melilla es hoy casi un 20% más caro que hace un año. Es probable que, con sus generosos sueldos, de cerca de 5.000 euros mensuales el que menos, ni se hayan percatado de lo mucho que se ha encarecido el coste de la vida para los sufridores ciudadanos de a pie. Ciudadanos, por cierto, que pagan también esos generosos sueldos y que tienen que asistir con incredulidad a lo que está pasando, y es que los políticos no trabajan en intentar arreglar los problemas reales de la gente, que se centran, hoy por hoy, en llegar a final de mes.
En vez de poner en marcha medidas que pudieran aliviar la enorme losa en la que se ha convertido la inflación para las economías domésticas, nuestros políticos están atareados en la escenificación preelectoral, basada en el show, el humo y la foto, no necesariamente por ese orden.
Y así es cómo asistimos, por ejemplo, a anuncios grandilocuentes que llegan en el tiempo de descuento de esta legislatura, como el cierre de la incineradora y la demolición de los depósitos de Averroes, además de reiteradas visitas a obras que aún están sin concluir, como el futuro hospital o el colegio de Gabriel de Morales. Son sólo algunos ejemplos de lo lejos que está el foco de los políticos de la preocupación real en la calle, donde los melillenses cada día son más pobres porque los precios son cada vez más altos sin que nadie ponga remedio.
Nuestros políticos, especialmente los omnipresentes en todo acto que pueda servir como escaparate, aún no nos han explicado por qué Melilla es el segundo lugar de España donde más subieron los precios en general, y los de los alimentos en particular. La excusa del transporte no cuela ya si tenemos en cuenta que en Ceuta, Canarias y Baleares ese encarecimiento ha ido en la línea del resto del país. Tampoco nos han dicho todavía cómo piensan hacer para que en Melilla no nos quedemos atrás respecto al resto de españoles por la bajada del IVA de los productos de primera necesidad, ya que aquí nuestro impuesto es el IPSI.
En resumen, no hemos visto que ninguno de nuestros políticos haya dicho nada sobre qué podrían hacer para que la inflación no sea la puntilla que termine ahogando a cientos de familias y empresas que tampoco pueden aguantar esta escalada de precios. Melillenses que, en muchos casos, están pasando auténticas penurias porque la mayoría tienen sueldos muy ajustados y viven con la incertidumbre de qué pasará mañana.
Nuestros gobernantes, tanto los de la Ciudad Autónoma como los del Gobierno central, harían bien en pisar la calle y hablar con la gente. Comprobarán que muchos hace tiempo ya que se apretaron el cinturón mientras ellos no hacen más que tirar la casa por la ventana. No sería de extrañar que, cuando lo hagan en la campaña electoral, se encuentren un rechazo social fruto de este desinterés manifiesto por los problemas reales de la gente.
