Los cuatro elementos forman el sistema de respiración de la Tierra. Si este ritmo regular es perturbado por el ser humano, con el correr del tiem¬po todo el organismo terrestre será altera¬do. A raíz de esto tanto los campos magnéticos de la Tierra, como las corrientes magnéticas se¬rán influenciados. Y a su vez cada cambio en la Tierra produce un cambio en el ser humano, en el mundo ani¬mal, vegetal y mineral.
Lo que sucedió en tiempos remotos sucede tam¬bién actualmente: quien altera las siete fuerzas básicas del infinito por medio de pen¬sa¬mientos erróneos y de un modo de actuar contrario a la ley, crea disonancias no sólo en la Tierra sino también en sí mismo.
Las constantes interacciones, las disonancias en todas las formas de vida tu¬vieron influencia en el curso del tiempo en los seres humanos, en los reinos de la natu¬ra¬leza y en todo el sistema solar. Debido al comportamiento contrario a la ley, por el cual se abusó y se abusa de las fuerzas cósmicas, se produjeron agrietamientos polares, erupciones y cosas semejantes. La Tierra no se tranquilizó ni ha llegado a tranquilizarse inclu¬so en el tiempo actual.
Quien interviene en las leyes cós¬micas y las altera, crea disonancias en todos los planos de vida de la Tierra. Debido a que cada pensa¬mien¬to, cada palabra y cada acto es energía y como ninguna energía se pierde, tanto la positi¬va como la negativa, recaerá entonces sobre el cau¬sante, o sea sobre el hombre y sobre su alma.