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El especialista en radiología Enrique Remartínez, nominado a los Premios Doctoralia Awards 2020

Enrique Remartínez, a la izquierda de la imagen, valora también la actual situación de la pandemia del Covid-19

El radiólogo melillense, Enrique Javier Remartínez Escobar, ha sido nominado a los Premios Doctoralia Awards 2020, los únicos galardones que reconocen a los especialistas en salud más valorados del país por parte de sus compañeros de profesión y sus propios pacientes. Es licenciado en medicina y cirugía en la facultad de Medicina de Zaragoza desde 1981 y se especializó en radiología en Granada y Argentina. Además, ha trabajado en importantes hospitales del mundo, el Jackson Memorial de Miami, Palmetto de Miami, LSU Health en Shreveport (Louisiana), Necker de Paris y Ernst Von Bergmann Klinikum Postdam (Berlin), entre otros. También ha ejercido en España, en Barcelona y San Pau (Gerona), además de en Melilla, como jefe del Hospital Comarcal durante 15 años.

  • ¿Qué significa para usted esta nominación?

Es un orgullo, pues depende de la opinión de los pacientes, ya que son ellos los que emiten sus opiniones durante todo el año, y los médicos que consigamos una media de entre cuatro y cinco estrellas pasaremos a una segunda fase, en la que votarán los médicos de cada especialidad. De hecho, hay otro médico de Melilla que también está nominado, David Palao, que es endocrino.

  • ¿En qué situación se encuentra la radiología en España y en Melilla?

En nuestro país está muy bien, bastante avanzada, pero en Melilla un poco menos. Contamos con toda la tecnología punta, pero hay falta de radiólogos y de gente que trabaje.

  • ¿Qué impresión le merece todo lo que está pasando por el Covid-19?

Me parece que la gestión es bastante pésima, pues después de ocho meses la gente se empieza a enterar de qué va esto, se ha consultado poco a los que entienden, como el Colegio de Médicos y el Colegio Farmacéutico, y los políticos han funcionado un poco como pollos descabezados. Creo que la situación se ha llevado bastante mal y da bastante risa cada vez que se escucha hablar sobre esta cuestión, como poner normas e inventarse medidas cuando la mayoría de ellas son inútiles y no sirven para nada, más que para molestar a la población. Es un auténtico desastre.

  • ¿Qué se podría hacer para mejorar la situación?

Yo creo que hay cosas puntuales, la primera es una buena mascarilla y si se le da gratis a la población mucho mejor, pues hay mucha gente que no se la puede costear, pues cada mascarilla vale 3 euros por día. Debería entregarla la Administración en los centros de salud, en la farmacia o en la máquinilla expendedora, que es lo más importante para no contagiarse. Yo llevo toda la pandemia trabajando con una buena mascarilla y no me he contagiado, lo que significa que eso es importante. Por supuesto, que también es importante la higiene, a través de un buen lavado de manos todos los días, mientras que el contagio por fómite, guantes y todas esas cosas, me parece que no tienen mucho sentido. El contagio por fómite es más teórico que real, pues la mayoría se producen en sitios cerrados, por los aerosoles y por alguien que echa aire de sus pulmones. Ese es el virus, pero por supuesto hay que hacer muchos test masivos para detectar dónde está la gente infectada, pues hay muchos asintomáticos que son los que están provocando que corra la infección, y una vez que se les detecte hay que aislarlos bien, pues muchos de ellos están andando por las calles, van a los supermercados, a los gimnasios… Son estas personas las que van transmitiendo la enfermedad y por eso no se para el virus. No son las terrazas de los bares, ni lo aparatos de los parques para hacer gimnasia, ni los paseos en bici y a pie por el Paseo Marítimo y en los Pinos, que están cerrados, ni el Dique Sur. La gente se contagia en los sitios cerrados y no en la calle.

  • ¿El Covid ha afectado bastante a sus pacientes?

Sí, sobre todo al principio, desde marzo, ya que no se hacían test a nadie, y hemos visto a muchos pacientes que estaban desamparados y nadie los atendía, pues llamaban para que se les hicieran los test, pero como no había… Fue todo un éxito que a Melilla llegaran 200 test, que es lo que se hace ahora en un día. Vimos a muchos pacientes, sobre todo porque hacíamos TAC de tórax, que es un buen sistema para la detección cuando no hay test, que es lo que pasó al principio.
¿Hay menos pacientes por miedo a infectarse?
En la primera ola sí, pero ahora no, es al revés. Estamos atendiendo a más pacientes porque el hospital está muy dedicado al Covid, pero el problema es que pacientes con otras patologías importantes también están siendo desatendidos porque el sistema está bloqueado o en semi en coma con todo esto. Por ahí, la válvula de escape es la medicina privada, que es donde trabajamos.

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Antonio Calderay

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