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EL ESPACIO DE GALLARDO

Por: “Pericassi” Pedro Manuel Gallardo Belén

Muchos momentos de este agosto caen en ello, ese tedio, ese aburrimiento que hace siestear hasta al propio tiempo acompañante. He llegado a descubrir que alguien me aburría descubriendo a mi otro yo, pero no he llegado a odiar la monotonía por propia existencia para inri de Conan Doyle, su profundidad que no aforismo.
  Las noticias se hacen repetitivas, los medios amplían sus espots publicitarios,el zapping se hace harto pesado buscando el tema que enganche y endulce el monótono buscar. La luz cada día sigue marcando máximos históricos y el  hasta cuando cohone de la espontaneidad no glamurosa. Las cadenas y filmografía repiten y repiten alegrándote solo ver de nuevo al león de la Metro, gallinero del Monumental como escenario de adolescentes recuerdos.
Los días a veces tan largos,  en otras tan cortos. El planificar para mañana y cuando éste llega, ver que siempre o casi te falta algo. La compra del mercado o del super, el cafelito del Playing Real, observar como el móvil nos tiene atrapados por mucho que uno justifique lo injusticable , la lectura de los titulares de los diarios de papel y entrar a saco en lo que despierta tu atención, el numérico de la Caridad o de la ONCE y ese “ nunca me toca naaa”
Agosto avanza, los vientos y brisas hacen de las suyas, la humedad agota y el abrir de botones camiseros libera tanto como la cervecica fría de primer y largo buche colosal y por experiencia dos mejor que una.
 Echas en falta ese saltito a la Peni y no lo digo por mí por experimentado, esa riqueza variedad, la monotonía relegada, el hacer kilómetros dándole protagonismo a los filtros, la salida y llegada a puerto, comprobando la falta de movilidad en esta Rusadir tan acotada y querida.
El mar de Alborán sigue temblando, las gaviotas de Chafarinas  avanzan hacia su desaparición, los peces se indigestan de plástico, la frontera cerrada, el covid deambulando amenazante, el Presi solo acompañada de su soledad,  PROMESA para nuevas promesas, en un panorama de decadencia por mucho que nos anuncien nuevos nichos ( para mí mejor filones ) estratégicos  a corto y medio plazo.  Verlo, querer y  creerlo en ese  vaso medio lleno al alza.
Ese Parque Hernández con muro o sin muro,  ese Parque Lobera abandonado que no tiene el perdón de los dioses, ese CETI sobresaturado, ese aeropuerto de liliputienses, el Comarcal y su futuro uso y el Nuevo Hospital que tanto se alarga, mi Dóquer de siempre.
Ahora toca ordenar mi desorden, difícil tarea el tirar. Y es cada papel u objeto tienen su historia,  su memoria  su sentido de ser y estar, esa monotonía monótona congelada, los avalorios de tu tránsito, tu propia vida.
Con mi afecto, amigos y a disfrutar.

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Redacción

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