El Colegio Enrique Soler prepara, un año más, el que será su concierto benéfico. Por el momento lo que sí ha desvelado es que la recaudación se destinará a la eliminación de barreras arquitectónicas, en concreto, seis escalones que impiden a un alumno llamado Diego, con movilidad reducida, poder salir a la calle de forma autónoma con su silla de ruedas, sin necesidad de nadie. El terremoto del 25 de enero supuso todo un antes y un después para este joven que se vio imposibilitado a la hora de salid de su casa. "Al igual que cualquier chico de 18 años, el gran deseo de Diego es disponer de independencia. Estando al día con las responsabilidades propias de la edad, la mayor motivación de un chaval es gozar de libertad, poder entrar y salir cuando las circunstancias lo permiten. Este sencillo acto, el cual se nos antoja tan banal, actualmente para él supone toda una utopía", señala la nota de prensa del colegio.
Debido a una discapacidad natal, la vida de Diego gira en torno a una silla de ruedas. "En casa, tanto su madre que vive con él, y en paro, como su abuelo, única fuente de ingresos, y quien frecuentemente acude, titánicamente hacen todo lo posible para que su quehacer diario resulte sencillo, teniendo el hogar mínimamente adecuado a sus necesidades cotidianas", explica. El principal obstáculo surge a la hora de querer salir de casa. "Es en ese momento, cuando a Diego, se le viene el mundo encima. Siendo un niño, su madre podía con él. Ahora ya no. Es su abuelo, el que se encarga de hacerlo. Pero está mayor. Muy pronto no podrá".
Diego lo pasó especialmente mal el pasado 25 de enero cuando el seísmo de las cinco de la madrugada lo despertó. Desbordados por el pánico, fueron numerosos los melillenses que, bajo el temor a que todo se derrumbara sobre ellos, decidieron huir de sus casas buscando alivio fuera. El suceso, para Diego, fue doblemente agónico. "Amén del miedo por lo ocurrido, se le unió -ante la imposibilidad de su madre de poder ayudarle- el tener que, literalmente, abandonar su casa arrastrándose para poder llegar a la calle. Su situación, tristemente, tocó fondo ahí". Pero Diego es un chico con mucha vitalidad: juega al baloncesto; practica airsoft; le gusta el fútbol, y salir con sus amigos. Cursa Primero de Bachillerato, y le encantaría estudiar lengua de signos. Todo esto, en la actualidad, casi no puede ni hacerlo. Diego se siente encerrado. Su situación económica familiar no se lo permite pero necesita adecuar las escaleras que dan acceso a su casa para poder dejar de estarlo. "Seis son los escalones que le separan de poder valerse por sí mismo. Seis son los escalones que le imposibilitan ser autónomo. Seis son los escalones que le impiden disponer de libertad. Ayúdale. Ayudémosle. Su felicidad, está al alcance, únicamente, de conseguir superar seis escalones. Seis. Sólo seis".