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El dinero y los lobbies están por encima de los políticos

cargadero

La Semana. MH, 21/08/2023

Por: J.B.

 

El dinero es sinónimo de poder

 El ranking de las compañías con mayor capital bursátil sigue liderado por los titanes tecnológicos estadounidenses.

La guerra de Ucrania y la reciente «pandemia» (muchos piensan que fue provocada y que se magnificó – aunque había y hay que prestarle atención – una enfermedad que ha generado muchas menos víctimas que la gripe) lo han cambiado todo, pero las tecnológicas siguen ahí. Los gigantes empresariales no son ajenos a ello. A principios de 2022, Apple acarició la soñada cifra de los 3 billones de dólares de capital bursátil y, sin embargo, en mayo de ese año reportó pérdidas de hasta el 25% de su valor. Fue la segunda vez, desde el tercer trimestre del año 2021, que descendió del trono del top 10 de las empresas más poderosas del mundo, cediéndolo ante la petrolera saudí Aramco. Aun así, la empresa de Steve Jobs sigue siendo la punta de lanza de las empresas más potentes a nivel mundial que, según se sumen sus beneficios, pueden superar el PIB de países como Australia e incluso España.

Solo hay dos empresas no estadounidenses en los rankings de los 10 referentes del mercado del dinero como Wall Street, Fortune, Forbes y Bloomberg: una saudí (Saudí Aramco, dedicada preferentemente al petróleo) y una taiwanesa (TSMC, dedicada a los semiconductores). Los titanes tecnológicos estadounidenses (Apple, Microsoft, Alphabet/Google, Amazon, Tesla, Berkshire Hathaway/Warren Buffet, NVIDIA y Meta/Facebook) siguen siendo los que más réditos suman en el mercado bursátil. Aun así, estos tiempos están siendo difíciles para casi todas, menos para Saudí Aramco, debido al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que ha reavivado el precio del petróleo.

No son los políticos, ni siquiera el tonto (no listo) de Puigdemont, que tan interesante e inteligente se cree en su situación de bisagra de Pinocho, los que dominan el mundo, España o Melilla; El dinero, la influencia y el poder de ambos combinados, es quien, sin muchas veces darnos cuenta, nos orienta sobre a quién votar, qué comer, qué ropa llevar, a dónde ir de vacaciones, si nos importa que Cataluña y el país Vasco se separen o si, por ejemplo, en Melilla hacen falta medios de comunicación o no (la respuesta es clara: sin medios de comunicación no hay democracia, hay dictadura).

No son los políticos, ni siquiera el tonto (no listo) de Puigdemont, que tan interesante e inteligente se cree en su situación de bisagra de Pinocho, los que dominan el mundo, España o Melilla.

Existen grandes corporaciones, muchas de ellas desconocidas para la gran mayoría de los mortales, con ramificaciones en todos los ámbitos (salud, energía, alimentación, tecnología, armas, transporte, seguridad, etc.), que son mucho más poderosas que el hombre, en teoría, más poderoso del mundo, el presidente de los Estados Unidos.

Estas corporaciones pueden cambiar gobiernos nacionales, autonómicos o locales (manejando nuestros gustos o apoyando, con sus ilimitados recursos económicos, a otro candidato que consideren mejor para sus intereses) sin despeinarse.

Sin medios de comunicación no hay democracia, hay dictadura.

¿Por qué Pinocho Sánchez y sus múltiples socios han conseguido entonces que la socialista Francina Armengol (que, desde su cargo en el Gobierno de Baleares, priorizó el uso del catalán sobre el castellano) haya sido nombrada nueva presidenta del Congreso (¡a ver cuánto dura!)? La respuesta es compleja, pero se puede resumir en que los poderes que están por encima de Pinocho, Bildu, PNV, Junts o Ezquerra, lo han querido así (por acción u omisión). Otra cuestión es si esos poderes han acertado con la decisión o no.

¿Qué será capaz de hacer Armengol desde la presidencia del Congreso para mantener el sillón (que le reportará la inestimable cifra de 15.000 € mensuales), favorecer a los nacionalistas y acorralar al castellano en Baleares, Cataluña, Galicia o el País Vasco? De momento, ya quiere hacer cooficial en el Congreso, para contentar a sus socios (veremos si también lo son en la posible investidura de Pinocho), el catalán, el vasco y el gallego (con el inmediato cabreo de los valencianos).

 

El amor desmesurado al dinero no da felicidad.

 Es cierto que el dinero mueve el mundo, pero no nos da la felicidad y no puede ser el motor principal de nuestra existencia. Puede mover el mundo, pero cada persona decide, en última instancia, cómo quiere gobernar su vida y qué influencia tiene el dinero en ella.

Existen muchos casos de juguetes rotos en el deporte. Un caso significativo en España es el del boxeador Poli Díaz, que se perdió en los excesos, y otro muy llamativo fue el de Mike Tyson, antiguo campeón del mundo de los pesos pesados, que tiró por la borda cientos de millones de dólares.

Cada persona decide, en última instancia, cómo quiere gobernar su vida y qué influencia tiene el dinero en ella.

Actualmente podemos ver cómo el futbolista mejor pagado del mundo, Mbappé, está en una jaula de oro donde no es feliz, en el PSG, de la que quiere salir y no puede (porque no quiere perder ni un euro). Sin embargo, tenemos el caso de Luka Modric en el Real Madrid, que es feliz a pesar de haber renunciado a muchos millones de euros para quedarse en su Madrid. ¡Menuda diferencia entre Modric y Mbappé!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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