Por Pilar Cayuela/Enviada especial MELILLA HOY (Foto Europa Press)
Hoy es domingo y como tal estamos todos disponibles, se deduce, para ir donde sea necesario y ver algo que nos seduzca y emocione lo suficiente que nos compense del duro esfuerzo realizado durante los días laborables de la semana y regresar el lunes con la disposición para realizar la tarea o el trabajo, remunerado a ser posible, y así continuar viviendo y desarrollando nuestra personalidad y obligaciones para con los demás y con nosotros mismos. Empleo esta frase, un poco retórica y anticuada, para referirme a este domingo y los que hemos estado algunas horas en la Caja Mágica para disfrutar de nuestro deporte favorito como es el tenis.
El día nos ha resultado más bien rutinario a la mayoría, incluyendo a empleados, periodistas y público en general. Para los que hemos asistido a todas las ediciones que se han celebrado, nos parece que el torneo empieza a mercantilizarse demasiado en sus múltiples facetas y a disminuir el componente de magia deportiva que tenía antaño. Claro que juntar en una misma edición a los Agassi (primer ganador del torneo), Ferrero, Djockovic, Federer, Nadal, Murray… Es obvio que no se va a poder conseguir, aunque sólo sea por simples razones de naturaleza temporal.
Nos centramos en el día de hoy. El escenario, impresionante como siempre. La Caja Mágica, uno de los mejores Coliseum´s deportivo-tenísticos del mundo. Lleno total en la grada para ver el plato fuerte del día, al menos para los españoles, el partido de Carlos Alcaraz frente al brasileño Thiago Seyboth Wild (hoy no hemos visto a Vinicius Jr. en la grada). Ha ganado el español por un doble 6-3. Casi todos contentos. Pero claro, Carlitos, todavía, no es Rafa. Puede llegar a serlo incluso superarle en magia y sensaciones, pero en ello todavía el de 37 años supera al de 20. Normal, es ley de vida. Y eso que el de 20 puede presumir de haber ganado dos “Gran Slam” con 20 años, que no es cualquier cosa, entre ellos el de Wimbledon.
Carlos hoy ha dominado el partido, pero alternando grandes jugadas (dejadas, saques excelentes y magníficos drives), con fases del juego irregulares, con algunos fallos que irá corrigiendo poco a poca, cuando deje de pensar un poco menos en recibir el aplauso, siempre merecido de la grada. El final del partido ha sido flojo, sobre todo a partir del 5-0 arriba, que tenía en el segundo set y que ha coincidido con una gran mejoría en el juego del jugador suramericano, que tiene buen saque y buena derecha y que nos ha enseñado sólo en esa fase final del partido. El propio Alcaraz declaraba al final, que se puso un poco nervioso porque cuesta cerrar los partidos. Y que lo digas. Mañana vuelve Nadal contra el alemán Struff. Que siga la magia.
