La huida de un grupo de personas que deberían estar confinadas supone un nuevo riesgo en esta pandemia que debería haberse evitado con una mayor previsión por parte de los responsables de la Plaza de Toros, que es la Ciudad Autónoma Este pasado domingo, MELILLA HOY adelantaba lo que terminó convirtiéndose en noticia nacional. Un grupo de personas acogidas en la Plaza de Toros escapó del centro de acogida que allí se habilitó en abril pese a ser, hoy por hoy, el lugar con el brote activo más importante que hay en la ciudad. Que se sepa, hasta ahora, cerca de una treintena de los inmigrantes allí acogidos han dado positivo en coronavirus y, aunque buena parte han sido trasladados al llamado Centro Covid, este Periódico ha podido saber que en la Plaza de Toros sigue habiendo personas contagiadas.
Lo sucedido el sábado no es baladí y da lugar a varias conclusiones. La principal, y más evidente, es el agujero de seguridad que existe en la Plaza de Toros pese a ser un lugar que ha acogido desde sus inicios a varios cientos de personas. Ahora, que está confinada, tampoco cumple esta premisa, que es fundamental por razones de salud pública para los inmigrantes allí acogidos, y también para el resto de la población, que tiene derecho a vivir con la tranquilidad de saber que el principal brote activo de Melilla está controlado en todos los aspectos, no solo en el sanitario. Ya hemos visto todos que no es así.
La huida de un grupo de personas que deberían estar confinadas supone un nuevo riesgo en esta pandemia que debería haberse evitado con una mayor previsión por parte de los responsables de la Plaza de Toros, que es la Ciudad Autónoma. No basta con ordenar el cierre, sino garantizar que se cumple, máxime cuando la experiencia de estos meses nos dice que ese centro de acogida es un foco de conflictos por la confluencia de muy diversos perfiles sociales, la mayoría con problemas que requieren una atención específica, más allá de un techo y un plato de comida.
Un foco que se ve agravado por la limitación de la libertad para entrar y salir, que ya ha provocado incidentes en el CETI y en el centro de menores de La Purísima con sendos motines. Ahora se les une la Plaza de Toros, donde no hubo motín, pero sí incidentes que acabaron con una puerta reventada y la huida de una decena de personas. ¿Había contagiados de Covid19 entre quienes escaparon? No lo sabemos.
Tampoco se conoce si se ha reforzado la seguridad en este y el resto de los centros confinados, como el albergue. Ni tampoco hasta cuándo tendremos que mantener la Plaza de Toros, dando acogida a personas que se encuentran en situación irregular porque tuvieron oportunidad de regresar a Marruecos con las repatriaciones del pasado verano y no quisieron.
El descontrol de la Plaza de Toros dura ya demasiados meses y la huida del sábado debería hacer reaccionar a quienes están prolongando una situación que no se puede prolongar más en el tiempo.
