Mal partido el que vimos el pasado martes en el Pabellón Javier Imbroda. El decano salía a pista para disipar dudas antes un Cáceres subido tras la victoria contra Guipúzcoa en Extremadura, y ambos se fueron del partido con más dudas aún de las que tenían.
El choque empezaba muy de cara para el Melilla Baloncesto, 9-2 en los primeros minutos de juego frente a un Cáceres sin acierto en ataque, aún teniendo segundas opciones. El equipo de Alejandro Alcoba anotaba muy fácil ante la defensa débil y vulnerable de Cáceres. Ott sumaba los primeros 12 puntos de los 16 conseguidos, teniendo un acierto del 100% en tiros de tres puntos (16-4 marcaban las primeras diferencias). El equipo extremeño sufría muchísimo en la defensa del bloqueo directo y el decano la castigaba una y otra vez. A falta de 1’57» para finalizar el primer cuarto, el marcador ya era muy favorable al equipo local de 28-11. Hay un dato que marca el aspecto defensivo del equipo de Bohigas, sólo hizo tres faltas en el primer cuarto y el primer cuarto concluyó 29-15. Marcius arañaba todo los balones que escupía el aro y aumentaba su valoración con los rebotes ofensivos.
La sensación que daba el partido era de suma facilidad para el equipo de Alejandro Alcoba, que en el segundo cuarto ya ponía tierra de por medio (33-18) ante un Cáceres fuera del partido, sin equilibrio y sin rumbo. El Melilla Baloncesto seguía anotando muy fácil ante los cambios automáticos en los bloqueos directos de grande a pequeño del equipo extremeño. El tercer asaltó terminó con un claro 50-28. Un cuarto por parte de los cacereños que daban sensaciones de no ser equipo de esta categoría. Los locales, por su parte, sin apretar el acelerador castigaban los errores defensivos de los visitantes
Si los dos primeros cuartos fueron ‘malos’ por parte del club extremeño, a partir del tercero se sumaba el conjunto local a ese mal juego, mientras que el Cáceres seguía cometiendo los errores de la primera parte en la defensa del bloqueo directo, concediendo en su primera defensa de este cuarto el primer desajuste en una ayuda larga de Sergio Pérez, tras bloqueo directo.
Los de Alcoba se empezaban a atascar con la defensa 2-3 de Ñete Bohigas tras canasta. El único que se libró en ataque por los visitantes fue el pívot Marcius. Por fin jugaban con él cerca de aro y comenzaban a tener equilibrio. Una reacción ficticia que rompió Rivero y Eloy con un 5-0 (65-40) a falta de 1 minuto. Los de Ñete Bohigas concedían tiros muy liberados, concluyendo el tercer cuarto con 68-42, con un Melilla contagiado por el mal juego de Cáceres.
26 puntos arriba para afrontar un último cuarto, esta era la situación con la que se enfrentaba el decano. No debería haber problema ante las sensaciones dadas hasta ese momento por el equipo visitante. Empezó el último acto y Rakocevik y Marcius se echaron el partido a las espaldas y empezaron a reducir las diferencias ante el estado mental y físico de los locales. Acierto en el tiro de 3 puntos y transiciones rápidas fueron las claves, lo que obligó a Alejandro Alcoba a pedir tiempo muerto con un marcador de 72-56 a falta de 6’47. El tiempo muerto no fue fructífero y Cáceres se puso a 12 puntos a 3’30 del final, consiguiendo el cuadro visitante en los minutos restantes reducir las diferencias a 7 puntos, finalizando el partido con un 79-72 a favor de los de Alcoba.
En este último cuarto ganaron los extremeños 11-30 y las sensaciones fueron de más dudas de las que habían. Lo importante es el resultado para seguir creciendo, sin más presión de la que tiene el decano. Insistir de nuevo en el estado de Marcos Suka, jugador clave en este equipo. Ha tenido que forzar y acortar los plazos para ayudar al equipo y no está siendo beneficioso ni para el jugador ni para el equipo.
