Según un programa de Equipo de Investigación de la Sexta, el consumo de ansiolíticos en España ha llegado el pasado año 2015 a 200.000.000 de cajas de este medicamento. Es decir, el 20% de españoles son consumidores habituales de estas llamadas "pastillas de la felicidad". De todo esto se deduce, según los facultativos, de que la población española sufre un estrés que ha ido en aumento sorprendente desde la Década de los 90 hasta nuestros días.
El cambio cultural que implicó en la totalidad del territorio nacional de los años 80, iniciada en 1977 en Madrid, demuestra que el cambio cultural europeo, completamente antagónico al modelo de la Dictadura de Francisco Franco, ha hecho que aquella juventud no haya asumido este cambio cultural en armonía con los nuevos tiempos. Y esto, sumado a la crisis, ha dado como resultado una gran depresión moral y anímica en la ciudadanía de este país. Por ello, se puede decir que la población española, en la actualidad, es la población más infeliz del mundo, incluso superando los niveles de Brasil y EE.UU.
Los facultativos afirmaron en este programa de Equipo de Investigación, que a veces tienen que recetar estas pastillas por presión del paciente, incluso con violencia hacia el médico de cabecera. Escribo este artículo porque lo considero de una gran importancia. Desde mi perspectiva, de nada me sirve que seamos un país rico en bienes materiales, si no sabemos hacer uso de ellos y por lo tanto, no somos un país feliz. Creo que este grave problema debe de tener dos diagnósticos paralelos y ninguno de ellos tiene que ver con el de los famosos "ansiolíticos", salvo que estén recetados por un psiquiatra; eso es otra cosa.
Primero de todo, no desear otra cosa diferente a aquello que nos sucede. Creo que debemos pensar que si algo desagradable nos acontece, es precisamente porque lo necesitamos para que algo agradable venga en el futuro. Si se nos muere un ser querido, podría ser, primero, porque le ha llegado la hora y segundo, para que después de un justificado luto, veamos la vida con más independencia y con una nueva actitud de crear nuevas relaciones afectivas, o veamos realmente quién es nuestro amigo en situaciones difíciles y quién no lo es… Todo en la vida es una experiencia que nos sirve de aprendizaje y que si sabemos aprender de él, nos haremos más valientes y por lo tanto "más libres". Si hacemos un trabajo que no nos gusta, puede ser que sea el motivo para buscar realmente lo que nos gustaría hacer y ese "no gustarnos lo que hacemos", sea el móvil que nos impulse para hacer, estudiar y aprender lo que realmente queremos ser.
Si nuestros hijos no son moralmente lo que desearíamos, deberíamos pensar qué hemos hecho mal y participar en cualquier foro o junta de padres o publicar en algún medio de comunicación las recomendaciones a otros padres o incluso a centros de educación para aportarles nuestras malas experiencias, incluso ello nos servirá para llevar a nuestros hijos a buen camino o prevenirlo a nuestros nietos. O sea, que tanto lo uno como lo otro es bueno… Dios, dice que todo lo que nos sucede es por algo concreto y cuando no vemos su bondad inmediata, el tiempo nos la revelará sin duda.
En segundo lugar, el hecho de andar todos los días una hora. Utilizar el coche solo si es imprescindible, llevar una dieta equilibrada,(esto no significa que uno siempre esté a base de verduras… me refiero a que se combinen las carnes, pescado y huevos con frutas y verduras casi siempre), comer solo para saciar el hambre y cuando tenemos gana, y no utilizar el ordenador y el móvil hasta tres horas antes de dormir, harán que nuestras vidas sean mejores y que no necesitemos estar drogados para ser "razonablemente felices"… Además, hay otros productos naturales, como la Damiana, por ejemplo, que son mejores que cualquier ansiolítico. Y por último, no pensemos que Dios no nos quiere, pensemos mejor que nos quiere, pero que no comprendemos su cariño.
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