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El Centro de Historia Militar recuerda la hazaña del capitán Fernández Herce

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Continuando con el plan de difusión de la Cultura de Defensa, promovido por el Centro de Historia y Cultura Militar, relacionado principalmente con el Ejército en Melilla, se recuerda en esta ocasión los hechos que sucedieron un 30 de septiembre de 1909 y al Capitán de artillería Luis Fernández Herce. Ese día de 1909, en los combates de Beni Bu Ifrur, la batería de Capitán Fernández Herce, realiza una hazaña inmemorable en los anales de la Artillería Española. Vayamos a narrar los hechos de la que "Crónica Artillera de la Campaña del Rif 1.909", relata así el episodio:
"La situación de la retaguardia de la brigada se hace cada vez más crítica, porque la harca, envalentonada por el movimiento retrógrado de la división Tovar, que por error atribuye a su tenaz resistencia, la ataca furiosamente. Comprendiendo la necesidad de detenerla con el fuego de los cañones y privado de la batería Mota, el General Díez Vicario, en previsión de que las baterías de montaña de la división de Cazadores comiencen a replegarse, detiene el paso a la mandada por el Capitán Fedez. Herce, y, haciéndole presente cuanto importa su permanencia en la línea por él establecida, le expone su temor de que órdenes ajenas puedan inducirle a abandonarla. El artillero asegura al General que solamente por su personal mandato se retirará de aquel puesto de honor".

Los artilleros siguen combatiendo. ¡Fuego! ¡Fuego!.

Suena del cañón el estampido y su sonido los hace enardecer.

El moro se acerca. Seiscientos metros.

Quinientos metros. ¡Fuego! ¡Fuego!, gritan los tenientes.

Los artilleros siguen combatiendo. Arrecian los disparos enemigos.
"… antes que rendidos, muertos con Honor…".

Cuatrocientos metros. ¡Fuego! ¡Fuego!, repiten los sargentos.

Dos piezas están fuera de servicio. Las otras dos siegan al enemigo con sus proyectiles de metralla. El moro es un buen luchador que sabe aprovechar bien el terreno, y se acerca como si fuese una avalancha. ¡Fuego! ¡Fuego!, contestan los artilleros.

El Capitán recibe una orden de retirada. La Infantería se está replegando. Pero la orden no es del General. La Batería permanecerá entonces en su puesto.

Sus almas laten con más ansia.

Oficial que trae la orden: 'es una locura… la Infantería se repliega… dentro de nada esto será un infierno'.

Capitán de Artillería: '… y no quedarán más españoles que los de esta posición'.

Los artilleros, unidos, dichosos al hacer tremolar en lo alto a su Estandarte, siguen disparando a pesar de las balas moras. Están solos. No queda nadie para protegerles. ¡Fuego! ¡Fuego!, ordena el Capitán.

El enemigo ya casi no puede hostigar a los infantes con uniforme de rayadillo, mosquetón y alpargatas. Se lo impiden dos cañones y un puñado de artilleros. Y entonces dirige ahora sus esfuerzos contra éstos. ¡Fuego! ¡Fuego!, animan los heridos.

Los artilleros caen. Las bajas se acumulan. El Capitán recibe entonces otra orden de retirada; no es del General. ¡Fuego! ¡Fuego!.
…y evocando su mágica grandeza, morir sabremos por salvar su Honor…".

El Capitán de Artillería ignora que el General ha entregado a Dios su vida por España, y que se están replegando todas las fuerzas del Sector.

Los moros están a trescientos metros. Los artilleros cantan su Himno y ganan la gloria para el Arma derramando su sangre.Llega la noticia, y el Capitán se entera de lo acaecido. Ahora sí se replegarán, protegidos por su Infantería.

Los artilleros se lo llevan todo. Los cuerpos de sus compañeros caídos descansarán en el suelo patrio; los rifeños no recogerán ningún botín.

Las dos piezas que aún funcionan retroceden escalonadamente, apoyándose mutuamente. ¡Fuego! ¡Fuego!. No se cesa de combatir.

Caen los artilleros. Los oficiales ayudan a arrastrar las piezas. El movimiento es penoso. El esfuerzo, agotador. ¡Fuego! ¡Fuego!.

Los artilleros llegan al campamento. Las frentes levantadas. Han cumplido con su Deber.
"… de la Patria su nombre engrandecer…".

Por esta acción, del treinta de septiembre de mil novecientos nueve fue laureado el Capitán de Artillería Sr. D. Luis Fernández Herce.

Y el Himno de los artilleros volvió a vibrar con fuerza.

Para más información se puede acceder a la propia página web del Centro de Historia Militar de Melilla:
http://www.ejercito.mde.es/unidades/Madrid/ihycm/Centros/melilla/actividades.html

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Redacción

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