TRAS GANAR EN LOS PENALTIS, AL FINALIZAR EL CHOQUE CON 1-1
Al término del encuentro, Hassan Hamed, director deportivo de la RFMF, entregó el trofeo de subcampeón al Torreblanca C.F., mientras que Francisco Leiva, presidente del Comité de Fútbol Sala, hizo lo propio con el campeón, el ATM Melilla.
La final de la Copa Federación Cadete Femenina de Fútbol Sala ofreció una tarde cargada de emoción, igualdad y dramatismo en la que el C.D. ATM Melilla se proclamó campeón, tras vencer al Torreblanca en una agónica tanda de penaltis. Y es que a la conclusión del tiempo reglamentario se llegaba con empate a uno.
Desde el pitido inicial quedó claro que no iba a ser un partido sencillo para ninguno de los dos equipos. El respeto mutuo, la intensidad defensiva y la importancia del título en juego marcaron una primera parte muy táctica, con escasas concesiones y mucho orden sobre la pista. El ATM Melilla trató de imponer un ritmo alto, presionando la salida de balón rival, mientras que el Torreblanca respondió con una defensa sólida y rápidas transiciones. Las ocasiones fueron contadas y las porteras se mostraron seguras cada vez que el balón se acercó a sus áreas. Pese a los intentos de ambos conjuntos, el marcador no se movió en los primeros 25 minutos, dejando todo abierto para el segundo acto.
En la reanudación, el Torreblanca dio un paso al frente y comenzó a generar más peligro. Ese empuje encontró premio con un auténtico golazo de Yoaira, que conectó un potente disparo imposible de detener y que puso el 0-1 en el marcador. El tanto espoleó al Torreblanca, que supo manejar el resultado durante muchos minutos, defendiendo con inteligencia y buscando sentenciar al contragolpe. El ATM Melilla, por su parte, no bajó los brazos y fue creciendo con el paso del tiempo. Cuando el reloj avanzaba inexorablemente hacia el final y el título parecía decantarse, apareció María Cuevas para cambiar el guion. A escasos minutos para el término, la jugadora del ATM Melilla se sacó un espectacular tiro lejano que significó el empate a uno. El gol fue un golpe anímico tremendo y los últimos instantes se jugaron con el corazón en un puño. Ambos equipos tuvieron alguna opción aislada, sobre todo Aroa, para el Torreblanca, que mandó un balón al palo, pero el electrónico ya no se movió y la final se fue directamente a la tanda de penaltis. África, portera del ATM Melilla, fue la gran protagonista al detener el lanzamiento decisivo y acto seguido asumir la responsabilidad de tirar el penalti definitivo que le dio el triunfo a su equipo.
